No es la pretensión de este blog, discutir acerca de la existencia de Dios, ya que consideramos que sobre el tema ha sido tan amplio el debate a lo largo de la historia humana, que hoy no cabe duda acerca de esta; sea discutida por la ciencia, por la filosofía o por la fe, todo razonamiento ético apunta a evidenciar la acción de un ser muy superior, actuando sobre la materia. Sin embargo, durante la interpretación del Génesis, vamos a encontrarnos inevitablemente con que la teoría evolucionista que pretendía desmentir la creación, así como la teoría cosmológica y las ciencias naturales, arrojan luces acerca de la certeza de que el universo no surgió espontáneamente¸ sino que es el producto de una muy bien concebida idea llevada a cabo mediante una tecnología de concepto y magnitud inalcanzable y casi completamente incomprensible para el ser humano, y que los sistemas, algunas veces caóticos, no lo son, en realidad, sino que corresponden a un misterioso poder y a una inteligencia fuera de todo límite: lo que conocemos como una inteligencia creativa y a la vez alternativa o en términos educativos que se rige por disonancia cognoscitiva, y no por lógica elemental, lo cual da fe de una autonomía y capacidad de resolución de problemas fuera de los límites de la razón humana.
Para comentar correctamente un texto se comienza por aclarar su procedencia, de manera que nos detendremos en el primer capítulo en este hecho importante, considerando, no solamente los autores, sino el contexto en que fueron elaborados y el propósito con el que fueron escritos, entendiendo que fueron inspirados, pero que la inspiración no necesariamente riñe con la realidad, y que esa inspiración estuvo marcada por la tradición oral que pasó de un siglo a otro y de una cultura a otra.
Génesis
Contexto Histórico cultural.
Para comprender los textos del Génesis es necesario entender que fueron producto de la inspiración divina, pero que por las circunstancias de tiempo, lugar, cultura y lenguaje en que fueron escritos, luego de una larga tradición oral que va desde Adán, hasta Moisés, debió pasar por bruscos cambios socio-culturales, en donde los patriarcas vivieron diferentes circunstancias que les obligaron en muchos casos a asimilar lenguas y costumbres de otras naciones, teniendo que adoptar fonemas y grafías que, en ocasiones, no se compadecen con lo que en realidad quisieron expresar. Sin embargo la inspiración divina está presente en los textos y es necesario por eso comprender que debemos buscarles el menos tres interpretaciones: la espiritual que atañe a lo puramente religioso, la material que atañe a lo propio de la racionalidad humana y la ética que está más íntimamente ligada a la cultura de los pueblos que ejercieron alguna influencia en los escritos.
La Biblia no fue escrita solamente para el pueblo de Israel, como ellos suponían; fue escrita para todas y cada una de las personas de todas las naciones que tienen la oportunidad de leerla en cualquier tiempo y lugar. Cada situación debe ser vista e interpretada para cada realidad individual en el contexto de su interacción con la historia colectiva, que también es necesario tener en cuenta porque no somos solos ni estamos solos, y provenimos además de una larga tradición de costumbres distintas y el libro es la enseñanza de Dios en cada una de sus palabras, para todos que lleguemos a reconocer que somos de Dios pues en Él vivimos, nos movemos y existimos.
LA CREACIÓN DEL MUNDO Y LA CAÍDA DEL HOMBRE 1. 1 Al principio Dios creó el cielo y la tierra. Este versículo dice en una sola frase que Dios lo ha creado todo, con toda su perfección y funcionalidad. En realidad, el texto señala que ha creado dos mundos: uno espiritual: el cielo y uno material: la tierra. La explicación materialista del verso sería la indicación de un principio, en donde hay un ser anterior al mismo principio, lo cual nos da la primera característica que identifica a Dios, es decir su eternidad: Alguien sin principio y sin fin. Esto de inmediato le convierte en un ser excepcional, al cual no se le puede conocer con ninguno de los recursos de la ciencia, ni se le puede poner calificativo alguno dentro de las categorías que los humanos construimos. No puede experimentarse a Dios por los sentidos ni con los recursos científicos, sino solo por la fe y en el corazón, entendido como el sentimiento íntimo del ser humano inexplicable que es la emoción. Tampoco puede someterse lo eterno al juicio moral, porque su naturaleza es distinta a la material. Por eso el hombre nunca llegará a comprenderle, mientras no trascienda a un plano semejante a aquel en donde Él se encuentra: la eternidad. La segunda característica que identifica a Dios es su poder creador. Es tan simple y a la vez tan complejo entender lo que encierra esa capacidad porque su creación son dos mundos de naturalezas diferentes: el cielo que es el mundo de lo espiritual y la tierra que es el universo material. Dos especies que quizá Él ha decidido fundir en una sola para terminar su trabajo. Trabajo que lo hace por iniciativa propia porque nadie hay anterior o posterior a Él que se lo indique o sugiera. Dios es libre y es tan libre que moldeará su creación a su antojo y eso es lo que muchos no entienden, en la medida en que hay acciones que no se comprenden. La omnisciencia de Dios es desconcertante pero aun así intentaremos darle una explicación, desde el punto de vista humano y racional, que quizá no sea realmente válida. La sabiduría de Dios quedará manifiesta en esa creación, ya que hasta los más sencillos organismos unicelulares, los ecosistemas y el universo entero se presentarán como un inmenso computador cuántico en donde la simbiosis y funcionalidad de cada partícula es esencial para la preservación de la creación. El diseño de cada ser es tan precioso, minucioso y eficaz, que no habrá duda alguna acerca de la inmensa sabiduría y poder del Creador. Dios queda manifestado en la perfección de las cosas creadas, de manera que es necesario tener más fe para creer en la evolución al azar que en la misma bajo el control de una mente y un poder rector. 2 La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios aleteaba sobre las aguas. Desde el punto de vista espiritual, la informidad de la tierra, no indica que el universo material no estuviera terminado como sistema funcional; indica que al mundo material en donde ya había un sistema, le faltaba darle un sentido, por eso el uso de la palabra “vacío” que significa sin sentido. De ahí que cuando alguien no le haya sentido a su vida se dice que está o que se siente vacío. Para darle ese sentido a su creación, Dios debe iluminarla con la vida. Las tinieblas simbolizan la inexistencia, y el abismo no es el espacio ya que este hace parte de lo que se llama tierra. El abismo es el mismo vacío del sinsentido. El soplo de Dios es la vida espiritual que ronda sobre la vida material representada por las aguas, y el aleteo no figura la necesidad de hacerlo para sostenerse desafiando la gravedad, sino que es la preparación para generar esa vida espiritual que será distinta a la material: no tendrá fin. Se sugiere también la inexistencia del tiempo y del espacio. El vacío es una manera en el lenguaje primitivo de indicar esa inexistencia del espacio-tiempo y las tinieblas son el símbolo del caos. En algunos textos identifican el soplo de Dios con el espíritu, pues es lo que da la vida. Las aguas no preexisten, sino que son un símbolo de la vida que Dios ha puesto en ambos reinos, en el celestial y en el terrenal. Las aguas son símbolo de la vida espiritual y la necesidad de que esta exista le dará sentido al resto de la creación. 3 Entonces Dios dijo: “Que exista la luz”. Y la luz existió. 4 Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas; 5 y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día. Desde el punto de vista espiritual, la luz es la sabiduría que nos permite apartarnos de la ignorancia que son las tinieblas. Mas no es la sabiduría científica que entiende el mundo material sino una sabiduría que va más allá y sabe comprender el plan de Dios. La luz es también el símbolo del bien y las tinieblas, del mal. Dios ha creado el bien porque el mal era lo preexistente, es decir la no existencia. Darle nombre de día a la luz y de noche a la oscuridad fue una forma como el autor del texto quiso explicar esto. Pero no entendamos el día del que se habla aquí como un día de la tierra puesto que se está hablando de un día de Dios que son quizá mil años nuestros, o un millón, o un billón. Eso no es esencial en el relato porque no estamos estudiando un texto ni un informe científico sino un relato ilustrativo que solo tiene fines pedagógicos. Sin embargo hoy, cuando la teoría del origen del universo en un Big Bang o gran explosión ha dejado de ser una hipótesis para convertirse en una verdad científica, el origen del universo y del hombre por evolución al azar de materia preexistente queda muy mal parado, si no se reconoce lo que evidencian los hallazgos científicos acerca de un poder manipulador e inteligente, capaz de organizarlo todo como en un programa de computador. 6 Dios dijo: “Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas”. Y así sucedió. 7 Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él; 8 y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día. Las aguas simbolizan la vida en todas sus formas pues de ella procede según la programación divina. El firmamento es un símbolo de la separación entre la vida material que son las aguas que están debajo del firmamento y las que están encima de él son la vida celestial o espiritual. Así se representa la separación entre los dos mundos que Dios ha creado: el espiritual (Cielo) y el material (tierra), porque Dios los supera a ambos. La tarde y la mañana no son sino la expresión del cumplimiento de un ciclo que el autor denominó “segundo día” , haciendo referencia a un paso en la secuencia lógica del programa que desarrollará todo el plan divino. 9 Dios dijo: “Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme”. Y así sucedió. 10 Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno. En este verso las aguas siguen representando la vida material y el suelo firme la materia inerte que tiene como función sustentarla. No se habla de separación sino de aparición física de la naturaleza, de constitución diferente a la de la vida que es de naturaleza espiritual. No obstante, la vida representada por el agua no es solamente la espiritual, sino también la material. El agua es vida porque sin ella ningún organismo vive. El suelo firme será el sustento de la vida, pues contiene los minerales que al ser disueltos por el agua y convertirse en el alimento de las plantas, llegan a sostener la vida del reino vegetal y del reino animal, incluido el ser humano. La bondad de la naturaleza que Dios acaba de crear está en que la materia inerte será sustento de la vida, y ambas serán eternas porque la que alimenta a la otra nunca se acaba sino que se transforma durante el proceso vital y vuelve a su estado primitivo después de cada ciclo. 11 Entonces dijo: “Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro”. Y así sucedió. Este verso refuerza lo anterior. De la materia inerte que es la tierra brotan los seres vivos que son las plantas, que crecen solo mediante los procesos osmóticos y están dotadas de una vez de semillas para la propagación. Es un plan, un programa establecido, no algo fortuito. 12 La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno. 13 Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día. El inconmensurable poder de Dios que ordena a la materia organizarse para determinar los límites del mar y de la tierra, y para formar el reino vegetal en un instante es discutido por la teoría de la evolución que señala que fue un largo proceso evolutivo de millones de años. Aquí el autor quiere mostrar cómo Dios crea cada ser con la posibilidad de propagarse, de crecer y llenar la tierra, cuestión que la teoría evolucionista no explica satisfactoriamente. No es la evolución o que permite a los seres reproducirse, sino que son seres creados perfectamente funcionales para reproducirse. Lo que en evolución se conoce como generación espontánea no es sino el despliegue de un programa que se desarrolla y finaliza con un producto completo. Es un hecho que las mutaciones no permiten a los seres vivos reproducirse correctamente sino que son causa más bien de muerte. Si las branquias mutaran para transformarse en pulmones, esta falla mataría al animal, recién nacido, por mal funcionamiento de este órgano vital y así sucedería con cualquier otro órgano, lo cual nos muestra que no sería posible propagar esa mutación crítica con éxito, aunque se aducen cambios moleculares tan diminutos que los seres podrían sostenerse con vida y propagarla así. Lo cierto es que en la naturaleza no se ha encontrado hasta ahora evidencia alguna de una especie que esté en transición o mutando para convertirse en una nueva. Esto es fantasía, pues si un virus que es el organismo más simple necesita de uno más evolucionado para vivir, porque es un parásito, ¿cómo sobrevivió a la radiación solar si no existía antes el otro que le sustenta? 14 Dios dijo: “Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las fiestas, los días y los años, 15 y que estén como lámparas en el firmamento del cielo para iluminar la tierra”. Y así sucedió. De la presencia de los astros se puede inferir que serán necesarios para marcar el tiempo, lo cual es fundamental para la siembra y la cosecha, en torno a las cuales los pueblos primitivos celebraban sus fiestas, y porque, además, de su influencia dependen los procesos de las plantas: ósmosis, fotosíntesis, generación de oxígeno y de gas carbónico. Todo está perfectamente preparado para el siguiente paso. En sentido espiritual, los astros representan a los santos que con su ejemplo de vida iluminarán a los demás para seguir el camino del Señor, pero también señalan la importancia de conocer el funcionamiento de nuestro sistema solar para conocer las épocas de lluvia y sequía, y las estaciones de siembra y cosecha. La inmensidad del universo nos muestra que quizá Dios ha creado más criaturas en otros lugares, lo cual, lejos de rebatir la fe en el Dios Creador la reforzaría porque si por el azar es tan difícil probar la existencia de vida en la Tierra, será mucho más difícil probarlo si hay vida en otras galaxias porque dos coincidencias en el universo son más difíciles de ocurrir que una sola. 16 Dios hizo los dos grandes astros, el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche y también hizo las estrellas. 17Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, 18 para presidir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno. 19 Así hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día. Estos versículos completan los anteriores, y aunque no especifican la importancia para la vida de las plantas, esta puede ser inferida. En sentido espiritual, el astro mayor es Jesucristo, el cual lo ilumina todo con su presencia, y por eso se dice que preside el día, ahuyenta las tinieblas y hace firme nuestra fe. Quienes se acogen a Él, no andan en tinieblas. Para la noche que representa a los que viven en pecado y tienen poca fe en Jesucristo, hizo la Luna que representa a la Virgen María a quien nos acogemos para solicitar protección e intercesión a través de la oración cuando por falta de fe, creemos que no merecemos ser escuchados y atendidos por el mismo Jesucristo. Esta es la actitud típica del que no tiene fe porque no se siente merecedor del favor de Dios y se ve en la necesidad de pedir la intercesión de alguien más; en este caso de la Virgen María, que por ser criatura humana, como nosotros, nos parece más cercana. En Apocalipsis (12,1) se habla de ella como la mujer vestida de Sol, es decir revestida por Jesucristo y con la Luna bajo sus pies. Ella, la Virgen, al igual que la Luna, no brilla con luz propia sino con la que emana del astro rey que representa a su Hijo Jesucristo el Hijo de Dios. La Luna representa la feminidad, la naturaleza, la madre tierra como dicen las comunidades indígenas e indica con sus ciclos las cosechas y controla las mareas. Por eso ha sido coronada reina del Universo. 20 Dios dijo: “Que las aguas se llenen de una multitud de seres vivientes y que vuelen pájaros sobre la tierra, por el firmamento del cielo”. 21 Dios creó los grandes monstruos marinos, las diversas clases de seres vivientes que llenan las aguas deslizándose en ellas y todas las especies de animales con alas. Y Dios vio que esto era bueno. Este versículo señala claramente la creación de la vida natural en sus diversos ambientes y ecosistemas. No es el proceso de millones de años del que habla la teoría de la evolución pues todos los seres vivos dependen de otros seres vivos, algunos más complejos que otros, pero todos entre sí simbióticos. No podrían vivir los virus, que son parásitos unicelulares, sin un organismo superior del cual alimentarse y depender, como ya dijimos. Ni la rémora sin el tiburón, ni el pez payaso y la anémona sin los bancos de coral. Además, sin las aves y animales ornitócoros, sin las abejas, y otros insectos, habría sido imposible la propagación de las plantas por el planeta, por simple propagación eólica, pues estos animales son fundamentales para la diseminación de semillas medianas y grandes y para la polinización; de manera que no pasaron millones de años sin insectos, como dice la evolución, sino que Dios los hizo prácticamente enseguida. Tampoco habrían sobrevivido millones de años las plantas a merced de los insectos si no hubiera aves insectívoras que los controlaran porque se las habrían tragado, de manera que Dios hizo las aves y otros animales alados como los murciélagos, con este propósito, que además de contribuir con la propagación de las semillas, a través de sus heces, controlan la población de insectos, y para que no se acabaran los insectos los hizo muy prolíficos. Las cadenas alimenticias no son cuestión del azar sino de programación, de manera que quien cree en la evolución posee una fe más admirable que la de nosotros los cristianos. 22 Entonces los bendijo, diciendo: “Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas de los mares y que las aves se multipliquen sobre la tierra”. 23 Así hubo una tarde y una mañana: este fue el quinto día. Para dar continuidad a la vida que ha creado, Dios ordena la procreación, por lo cual se descarta que en sí misma sea causa de pecado. Lo que la pervierte es lo contrario, que no sea para la vida sino para la muerte, es decir para el simple placer egoísta de “sentirme bien”, pues eso despoja a la sexualidad de su propósito que es manifestar el amor para convertirse en una simple sensación de placer hedonista. 24 Dios dijo: “Que la tierra produzca toda clase de seres vivientes: ganado, reptiles y animales salvajes de toda especie”. Y así sucedió. 25 Dios hizo las diversas clases de animales del campo, las diversas clases de ganado y todos los reptiles de la tierra, cualquiera sea su especie. Y Dios vio que esto era bueno. Dios echa a andar ese inmenso computador cuántico y programa todo para que de la tierra brote la vida y se propaguen millones de especies interdependientes que hacen que todo sea viable. 26 Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo”. Cuando dice hagamos, se hace la primera alusión a la existencia de alguien que acompaña a Dios en su tarea. Es Jesús el Hijo, la luz del mundo para quien todo fue creado por el amor del Padre. Y el proyecto divino va más allá. Crear al ser humano para darle el reino del universo entero. Que toda la creación le obedezca. Ese es el plan de Dios, hacer al hombre, no como criatura sino como soberano, como dios del universo. Por eso dirán las Escrituras más adelante: sois dioses, mas no como Dios, porque NADIE ES COMO DIOS. 27 Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. Aquí Dios crea al ser humano con los dos únicos sexos existentes. El género que es tergiversación de la creación es invención perversa del hombre y es pecado porque va contra la naturaleza que Dios ha hecho y esa será la más terrible de las ofensas contra la potestad de Dios, pues el sexo tiene como fin la procreación a través del amor conyugal entre hombre y mujer únicamente. Con respecto a esto dice San Pablo: “Cambiaron la verdad de Dios por la mentira. Adoraron y sirvieron a seres creados en lugar del Creador, que es bendecido por todos los siglos, ¡Amén! 26 Por eso Dios dejó que fueran presa de pasiones vergonzosas; ahora sus mujeres cambian las relaciones sexuales normales por relaciones contra la naturaleza 27. Los hombres, asimismo, dejan la relación natural con la mujer y se apasionan los unos por los otros; practican torpezas varones con varones, y así reciben en su propia persona el castigo merecido por su aberración.” (Romanos 1, 25-27) Jesucristo redimirá a la humanidad de todos sus pecados, y por eso la Iglesia no rechaza a las personas que se rebelan contra la voluntad de Dios, adoptando el homosexualismo sino que rechaza es esta manera de proceder, porque la perversión sexual conduce a que la gente se aleje de Dios y sea mala, pues cambian al Dios verdadero por el dios placer y por eso dice San pablo: “Ya que juzgaron inútil conocer a Dios, Dios a su vez los abandonó a los errores de su propio juicio, de tal modo que hacen todo lo que es absolutamente malo. En ellos no se ve más que injusticia, perversidad, codicia y maldad. Rebosan de envidia, crímenes, peleas, engaños, mala fe, chismes, y calumnias. Desafían a Dios, son altaneros, orgullosos, farsantes, hábiles para lo malo y no obedecen a sus padres. Son insensatos, desleales, sin amor, despiadados. Conocen las sentencias de Dios y saben que son dignos de muerte quienes obran de esa forma. Pero no solamente lo hacen, sino que aprueban a los que actúan de igual modo. (Romanos 1, 28-32). Si rememoramos a algunas personas de esta condición, con seguridad encontraremos en ellas algunos de estos rasgos o todos aunque no en igual forma e intensidad, pues existen factores diferenciales. En cuanto al texto del Génesis, no dice que sean dos personas nada más. Son representación del género humano que debe someter la tierra y hacerla próspera para su propio beneficio. No se sabe si Dios hizo a dos personas a a muchas pero esto no es importante pues cada hombre es un Adán y cada mujer una Eva. 28 Y los bendijo, diciéndoles: “Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra”. Este es el momento en que Dios da la soberanía del mundo al hombre y a la mujer. 29 Y continuó diciendo: “Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento. 30 Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a todos los vivientes que se arrastran por el suelo, les doy como alimento el pasto verde”. Y así sucedió. 31 Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el sexto día. Para la ciencia no parece posible que un felino se alimente de pasto, pero probablemente así fue al principio.