jueves, 4 de septiembre de 2014

Análisis del Primer Capítulo del Génesis

INTRODUCCIÓN
No es la pretensión de este blog, discutir acerca de la existencia de Dios, ya que consideramos que sobre el tema ha sido tan amplio el debate a lo largo de la historia humana, que hoy no cabe duda acerca de esta; sea discutida por la ciencia, por la filosofía o por la fe, todo razonamiento ético apunta a evidenciar la acción de un ser muy superior, actuando sobre la materia. Sin embargo, durante la interpretación del Génesis, vamos a encontrarnos inevitablemente con que la teoría evolucionista que pretendía desmentir la creación, así como la teoría cosmológica y las ciencias naturales, arrojan luces acerca de la certeza de que el universo no surgió espontáneamente¸ sino que es el producto de una muy bien concebida idea llevada a cabo mediante una tecnología de concepto y magnitud inalcanzable y casi completamente incomprensible para el ser humano, y que los sistemas, algunas veces caóticos, no lo son, en realidad, sino que corresponden a un misterioso poder y a una inteligencia fuera de todo límite: lo que conocemos como una inteligencia creativa y a la vez alternativa o en términos educativos que se rige por disonancia cognoscitiva, y no por lógica elemental, lo cual da fe de una autonomía y capacidad de resolución de problemas fuera de los límites de la razón humana. Para comentar correctamente un texto se comienza por aclarar su procedencia, de manera que nos detendremos en el primer capítulo en este hecho importante, considerando, no solamente los autores, sino el contexto en que fueron elaborados y el propósito con el que fueron escritos, entendiendo que fueron inspirados, pero que la inspiración no necesariamente riñe con la realidad, y que esa inspiración estuvo marcada por la tradición oral que pasó de un siglo a otro y de una cultura a otra.  Génesis Contexto Histórico cultural. Para comprender los textos del Génesis es necesario entender que fueron producto de la inspiración divina, pero que por las circunstancias de tiempo, lugar, cultura y lenguaje en que fueron escritos, luego de una larga tradición oral que va desde Adán, hasta Moisés, debió pasar por bruscos cambios socio-culturales, en donde los patriarcas vivieron diferentes circunstancias que les obligaron en muchos casos a asimilar lenguas y costumbres de otras naciones, teniendo que adoptar fonemas y grafías que, en ocasiones, no se compadecen con lo que en realidad quisieron expresar. Sin embargo la inspiración divina está presente en los textos y es necesario por eso comprender que debemos buscarles el menos tres interpretaciones: la espiritual que atañe a lo puramente religioso, la material que atañe a lo propio de la racionalidad humana y la ética que está más íntimamente ligada a la cultura de los pueblos que ejercieron alguna influencia en los escritos. La Biblia no fue escrita solamente para el pueblo de Israel, como ellos suponían; fue escrita para todas y cada una de las personas de todas las naciones que tienen la oportunidad de leerla en cualquier tiempo y lugar. Cada situación debe ser vista e interpretada para cada realidad individual en el contexto de su interacción con la historia colectiva, que también es necesario tener en cuenta porque no somos solos ni estamos solos, y provenimos además de una larga tradición de costumbres distintas y el libro es la enseñanza de Dios en cada una de sus palabras, para todos que lleguemos a reconocer que somos de Dios pues en Él vivimos, nos movemos y existimos.

 LA CREACIÓN DEL MUNDO Y LA CAÍDA DEL HOMBRE 1. 1 Al principio Dios creó el cielo y la tierra. Este versículo dice en una sola frase que Dios lo ha creado todo, con toda su perfección y funcionalidad. En realidad, el texto señala que ha creado dos mundos: uno espiritual: el cielo y uno material: la tierra. La explicación materialista del verso sería la indicación de un principio, en donde hay un ser anterior al mismo principio, lo cual nos da la primera característica que identifica a Dios, es decir su eternidad: Alguien sin principio y sin fin. Esto de inmediato le convierte en un ser excepcional, al cual no se le puede conocer con ninguno de los recursos de la ciencia, ni se le puede poner calificativo alguno dentro de las categorías que los humanos construimos. No puede experimentarse a Dios por los sentidos ni con los recursos científicos, sino solo por la fe y en el corazón, entendido como el sentimiento íntimo del ser humano inexplicable que es la emoción. Tampoco puede someterse lo eterno al juicio moral, porque su naturaleza es distinta a la material. Por eso el hombre nunca llegará a comprenderle, mientras no trascienda a un plano semejante a aquel en donde Él se encuentra: la eternidad. La segunda característica que identifica a Dios es su poder creador. Es tan simple y a la vez tan complejo entender lo que encierra esa capacidad porque su creación son dos mundos de naturalezas diferentes: el cielo que es el mundo de lo espiritual y la tierra que es el universo material. Dos especies que quizá Él ha decidido fundir en una sola para terminar su trabajo. Trabajo que lo hace por iniciativa propia porque nadie hay anterior o posterior a Él que se lo indique o sugiera. Dios es libre y es tan libre que moldeará su creación a su antojo y eso es lo que muchos no entienden, en la medida en que hay acciones que no se comprenden. La omnisciencia de Dios es desconcertante pero aun así intentaremos darle una explicación, desde el punto de vista humano y racional, que quizá no sea realmente válida. La sabiduría de Dios quedará manifiesta en esa creación, ya que hasta los más sencillos organismos unicelulares, los ecosistemas y el universo entero se presentarán como un inmenso computador cuántico en donde la simbiosis y funcionalidad de cada partícula es esencial para la preservación de la creación. El diseño de cada ser es tan precioso, minucioso y eficaz, que no habrá duda alguna acerca de la inmensa sabiduría y poder del Creador. Dios queda manifestado en la perfección de las cosas creadas, de manera que es necesario tener más fe para creer en la evolución al azar que en la misma bajo el control de una mente y un poder rector. 2 La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios aleteaba sobre las aguas. Desde el punto de vista espiritual, la informidad de la tierra, no indica que el universo material no estuviera terminado como sistema funcional; indica que al mundo material en donde ya había un sistema, le faltaba darle un sentido, por eso el uso de la palabra “vacío” que significa sin sentido. De ahí que cuando alguien no le haya sentido a su vida se dice que está o que se siente vacío. Para darle ese sentido a su creación, Dios debe iluminarla con la vida. Las tinieblas simbolizan la inexistencia, y el abismo no es el espacio ya que este hace parte de lo que se llama tierra. El abismo es el mismo vacío del sinsentido. El soplo de Dios es la vida espiritual que ronda sobre la vida material representada por las aguas, y el aleteo no figura la necesidad de hacerlo para sostenerse desafiando la gravedad, sino que es la preparación para generar esa vida espiritual que será distinta a la material: no tendrá fin. Se sugiere también la inexistencia del tiempo y del espacio. El vacío es una manera en el lenguaje primitivo de indicar esa inexistencia del espacio-tiempo y las tinieblas son el símbolo del caos. En algunos textos identifican el soplo de Dios con el espíritu, pues es lo que da la vida. Las aguas no preexisten, sino que son un símbolo de la vida que Dios ha puesto en ambos reinos, en el celestial y en el terrenal. Las aguas son símbolo de la vida espiritual y la necesidad de que esta exista le dará sentido al resto de la creación. 3 Entonces Dios dijo: “Que exista la luz”. Y la luz existió. 4 Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas; 5 y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día. Desde el punto de vista espiritual, la luz es la sabiduría que nos permite apartarnos de la ignorancia que son las tinieblas. Mas no es la sabiduría científica que entiende el mundo material sino una sabiduría que va más allá y sabe comprender el plan de Dios. La luz es también el símbolo del bien y las tinieblas, del mal. Dios ha creado el bien porque el mal era lo preexistente, es decir la no existencia. Darle nombre de día a la luz y de noche a la oscuridad fue una forma como el autor del texto quiso explicar esto. Pero no entendamos el día del que se habla aquí como un día de la tierra puesto que se está hablando de un día de Dios que son quizá mil años nuestros, o un millón, o un billón. Eso no es esencial en el relato porque no estamos estudiando un texto ni un informe científico sino un relato ilustrativo que solo tiene fines pedagógicos. Sin embargo hoy, cuando la teoría del origen del universo en un Big Bang o gran explosión ha dejado de ser una hipótesis para convertirse en una verdad científica, el origen del universo y del hombre por evolución al azar de materia preexistente queda muy mal parado, si no se reconoce lo que evidencian los hallazgos científicos acerca de un poder manipulador e inteligente, capaz de organizarlo todo como en un programa de computador. 6 Dios dijo: “Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas”. Y así sucedió. 7 Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él; 8 y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día. Las aguas simbolizan la vida en todas sus formas pues de ella procede según la programación divina. El firmamento es un símbolo de la separación entre la vida material que son las aguas que están debajo del firmamento y las que están encima de él son la vida celestial o espiritual. Así se representa la separación entre los dos mundos que Dios ha creado: el espiritual (Cielo) y el material (tierra), porque Dios los supera a ambos. La tarde y la mañana no son sino la expresión del cumplimiento de un ciclo que el autor denominó “segundo día” , haciendo referencia a un paso en la secuencia lógica del programa que desarrollará todo el plan divino. 9 Dios dijo: “Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme”. Y así sucedió. 10 Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno. En este verso las aguas siguen representando la vida material y el suelo firme la materia inerte que tiene como función sustentarla. No se habla de separación sino de aparición física de la naturaleza, de constitución diferente a la de la vida que es de naturaleza espiritual. No obstante, la vida representada por el agua no es solamente la espiritual, sino también la material. El agua es vida porque sin ella ningún organismo vive. El suelo firme será el sustento de la vida, pues contiene los minerales que al ser disueltos por el agua y convertirse en el alimento de las plantas, llegan a sostener la vida del reino vegetal y del reino animal, incluido el ser humano. La bondad de la naturaleza que Dios acaba de crear está en que la materia inerte será sustento de la vida, y ambas serán eternas porque la que alimenta a la otra nunca se acaba sino que se transforma durante el proceso vital y vuelve a su estado primitivo después de cada ciclo. 11 Entonces dijo: “Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro”. Y así sucedió. Este verso refuerza lo anterior. De la materia inerte que es la tierra brotan los seres vivos que son las plantas, que crecen solo mediante los procesos osmóticos y están dotadas de una vez de semillas para la propagación. Es un plan, un programa establecido, no algo fortuito. 12 La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno. 13 Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día. El inconmensurable poder de Dios que ordena a la materia organizarse para determinar los límites del mar y de la tierra, y para formar el reino vegetal en un instante es discutido por la teoría de la evolución que señala que fue un largo proceso evolutivo de millones de años. Aquí el autor quiere mostrar cómo Dios crea cada ser con la posibilidad de propagarse, de crecer y llenar la tierra, cuestión que la teoría evolucionista no explica satisfactoriamente. No es la evolución o que permite a los seres reproducirse, sino que son seres creados perfectamente funcionales para reproducirse. Lo que en evolución se conoce como generación espontánea no es sino el despliegue de un programa que se desarrolla y finaliza con un producto completo. Es un hecho que las mutaciones no permiten a los seres vivos reproducirse correctamente sino que son causa más bien de muerte. Si las branquias mutaran para transformarse en pulmones, esta falla mataría al animal, recién nacido, por mal funcionamiento de este órgano vital y así sucedería con cualquier otro órgano, lo cual nos muestra que no sería posible propagar esa mutación crítica con éxito, aunque se aducen cambios moleculares tan diminutos que los seres podrían sostenerse con vida y propagarla así. Lo cierto es que en la naturaleza no se ha encontrado hasta ahora evidencia alguna de una especie que esté en transición o mutando para convertirse en una nueva. Esto es fantasía, pues si un virus que es el organismo más simple necesita de uno más evolucionado para vivir, porque es un parásito, ¿cómo sobrevivió a la radiación solar si no existía antes el otro que le sustenta? 14 Dios dijo: “Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las fiestas, los días y los años, 15 y que estén como lámparas en el firmamento del cielo para iluminar la tierra”. Y así sucedió. De la presencia de los astros se puede inferir que serán necesarios para marcar el tiempo, lo cual es fundamental para la siembra y la cosecha, en torno a las cuales los pueblos primitivos celebraban sus fiestas, y porque, además, de su influencia dependen los procesos de las plantas: ósmosis, fotosíntesis, generación de oxígeno y de gas carbónico. Todo está perfectamente preparado para el siguiente paso. En sentido espiritual, los astros representan a los santos que con su ejemplo de vida iluminarán a los demás para seguir el camino del Señor, pero también señalan la importancia de conocer el funcionamiento de nuestro sistema solar para conocer las épocas de lluvia y sequía, y las estaciones de siembra y cosecha. La inmensidad del universo nos muestra que quizá Dios ha creado más criaturas en otros lugares, lo cual, lejos de rebatir la fe en el Dios Creador la reforzaría porque si por el azar es tan difícil probar la existencia de vida en la Tierra, será mucho más difícil probarlo si hay vida en otras galaxias porque dos coincidencias en el universo son más difíciles de ocurrir que una sola. 16 Dios hizo los dos grandes astros, el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche y también hizo las estrellas. 17Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, 18 para presidir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno. 19 Así hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día. Estos versículos completan los anteriores, y aunque no especifican la importancia para la vida de las plantas, esta puede ser inferida. En sentido espiritual, el astro mayor es Jesucristo, el cual lo ilumina todo con su presencia, y por eso se dice que preside el día, ahuyenta las tinieblas y hace firme nuestra fe. Quienes se acogen a Él, no andan en tinieblas. Para la noche que representa a los que viven en pecado y tienen poca fe en Jesucristo, hizo la Luna que representa a la Virgen María a quien nos acogemos para solicitar protección e intercesión a través de la oración cuando por falta de fe, creemos que no merecemos ser escuchados y atendidos por el mismo Jesucristo. Esta es la actitud típica del que no tiene fe porque no se siente merecedor del favor de Dios y se ve en la necesidad de pedir la intercesión de alguien más; en este caso de la Virgen María, que por ser criatura humana, como nosotros, nos parece más cercana. En Apocalipsis (12,1) se habla de ella como la mujer vestida de Sol, es decir revestida por Jesucristo y con la Luna bajo sus pies. Ella, la Virgen, al igual que la Luna, no brilla con luz propia sino con la que emana del astro rey que representa a su Hijo Jesucristo el Hijo de Dios. La Luna representa la feminidad, la naturaleza, la madre tierra como dicen las comunidades indígenas e indica con sus ciclos las cosechas y controla las mareas. Por eso ha sido coronada reina del Universo. 20 Dios dijo: “Que las aguas se llenen de una multitud de seres vivientes y que vuelen pájaros sobre la tierra, por el firmamento del cielo”. 21 Dios creó los grandes monstruos marinos, las diversas clases de seres vivientes que llenan las aguas deslizándose en ellas y todas las especies de animales con alas. Y Dios vio que esto era bueno. Este versículo señala claramente la creación de la vida natural en sus diversos ambientes y ecosistemas. No es el proceso de millones de años del que habla la teoría de la evolución pues todos los seres vivos dependen de otros seres vivos, algunos más complejos que otros, pero todos entre sí simbióticos. No podrían vivir los virus, que son parásitos unicelulares, sin un organismo superior del cual alimentarse y depender, como ya dijimos. Ni la rémora sin el tiburón, ni el pez payaso y la anémona sin los bancos de coral. Además, sin las aves y animales ornitócoros, sin las abejas, y otros insectos, habría sido imposible la propagación de las plantas por el planeta, por simple propagación eólica, pues estos animales son fundamentales para la diseminación de semillas medianas y grandes y para la polinización; de manera que no pasaron millones de años sin insectos, como dice la evolución, sino que Dios los hizo prácticamente enseguida. Tampoco habrían sobrevivido millones de años las plantas a merced de los insectos si no hubiera aves insectívoras que los controlaran porque se las habrían tragado, de manera que Dios hizo las aves y otros animales alados como los murciélagos, con este propósito, que además de contribuir con la propagación de las semillas, a través de sus heces, controlan la población de insectos, y para que no se acabaran los insectos los hizo muy prolíficos. Las cadenas alimenticias no son cuestión del azar sino de programación, de manera que quien cree en la evolución posee una fe más admirable que la de nosotros los cristianos. 22 Entonces los bendijo, diciendo: “Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas de los mares y que las aves se multipliquen sobre la tierra”. 23 Así hubo una tarde y una mañana: este fue el quinto día. Para dar continuidad a la vida que ha creado, Dios ordena la procreación, por lo cual se descarta que en sí misma sea causa de pecado. Lo que la pervierte es lo contrario, que no sea para la vida sino para la muerte, es decir para el simple placer egoísta de “sentirme bien”, pues eso despoja a la sexualidad de su propósito que es manifestar el amor para convertirse en una simple sensación de placer hedonista. 24 Dios dijo: “Que la tierra produzca toda clase de seres vivientes: ganado, reptiles y animales salvajes de toda especie”. Y así sucedió. 25 Dios hizo las diversas clases de animales del campo, las diversas clases de ganado y todos los reptiles de la tierra, cualquiera sea su especie. Y Dios vio que esto era bueno. Dios echa a andar ese inmenso computador cuántico y programa todo para que de la tierra brote la vida y se propaguen millones de especies interdependientes que hacen que todo sea viable. 26 Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo”. Cuando dice hagamos, se hace la primera alusión a la existencia de alguien que acompaña a Dios en su tarea. Es Jesús el Hijo, la luz del mundo para quien todo fue creado por el amor del Padre. Y el proyecto divino va más allá. Crear al ser humano para darle el reino del universo entero. Que toda la creación le obedezca. Ese es el plan de Dios, hacer al hombre, no como criatura sino como soberano, como dios del universo. Por eso dirán las Escrituras más adelante: sois dioses, mas no como Dios, porque NADIE ES COMO DIOS. 27 Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. Aquí Dios crea al ser humano con los dos únicos sexos existentes. El género que es tergiversación de la creación es invención perversa del hombre y es pecado porque va contra la naturaleza que Dios ha hecho y esa será la más terrible de las ofensas contra la potestad de Dios, pues el sexo tiene como fin la procreación a través del amor conyugal entre hombre y mujer únicamente. Con respecto a esto dice San Pablo: “Cambiaron la verdad de Dios por la mentira. Adoraron y sirvieron a seres creados en lugar del Creador, que es bendecido por todos los siglos, ¡Amén! 26 Por eso Dios dejó que fueran presa de pasiones vergonzosas; ahora sus mujeres cambian las relaciones sexuales normales por relaciones contra la naturaleza 27. Los hombres, asimismo, dejan la relación natural con la mujer y se apasionan los unos por los otros; practican torpezas varones con varones, y así reciben en su propia persona el castigo merecido por su aberración.” (Romanos 1, 25-27) Jesucristo redimirá a la humanidad de todos sus pecados, y por eso la Iglesia no rechaza a las personas que se rebelan contra la voluntad de Dios, adoptando el homosexualismo sino que rechaza es esta manera de proceder, porque la perversión sexual conduce a que la gente se aleje de Dios y sea mala, pues cambian al Dios verdadero por el dios placer y por eso dice San pablo: “Ya que juzgaron inútil conocer a Dios, Dios a su vez los abandonó a los errores de su propio juicio, de tal modo que hacen todo lo que es absolutamente malo. En ellos no se ve más que injusticia, perversidad, codicia y maldad. Rebosan de envidia, crímenes, peleas, engaños, mala fe, chismes, y calumnias. Desafían a Dios, son altaneros, orgullosos, farsantes, hábiles para lo malo y no obedecen a sus padres. Son insensatos, desleales, sin amor, despiadados. Conocen las sentencias de Dios y saben que son dignos de muerte quienes obran de esa forma. Pero no solamente lo hacen, sino que aprueban a los que actúan de igual modo. (Romanos 1, 28-32). Si rememoramos a algunas personas de esta condición, con seguridad encontraremos en ellas algunos de estos rasgos o todos aunque no en igual forma e intensidad, pues existen factores diferenciales. En cuanto al texto del Génesis, no dice que sean dos personas nada más. Son representación del género humano que debe someter la tierra y hacerla próspera para su propio beneficio. No se sabe si Dios hizo a dos personas a a muchas pero esto no es importante pues cada hombre es un Adán y cada mujer una Eva. 28 Y los bendijo, diciéndoles: “Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra”. Este es el momento en que Dios da la soberanía del mundo al hombre y a la mujer. 29 Y continuó diciendo: “Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento. 30 Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a todos los vivientes que se arrastran por el suelo, les doy como alimento el pasto verde”. Y así sucedió. 31 Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el sexto día. Para la ciencia no parece posible que un felino se alimente de pasto, pero probablemente así fue al principio.

martes, 2 de septiembre de 2014

GÉNESIS

ANÁLISIS DEL GÉNESIS

Vamos a seguir paso a paso cada uno de los textos bíblicos, procediendo a su interpretación cristiana, para lo cual aconsejamos a nuestros lectores tener a la mano su Biblia e ir siguiendo los textos sagrados que se citan, comenzando por el principio para que puedan confrontar lo que está en su Biblia con lo escrito en este libro de orientación. Hacemos la salvedad acerca de las distintas traducciones, pero consideramos que los sinónimos utilizados en todas las versiones son válidos, aunque ciertamente algunos poseen mayor fuerza expresiva que otros, ya sea por su peculiar pronunciación o por su asociación con palabras similares en su fonética y su sentido. No obstante creemos que es necesario mantener el espíritu con el que se escribieron los textos para no romper la unidad que se espera de ellos.

“Al principio creó DIOS el cielo y la tierra”.  En esta primera expresión del libro del Génesis, encontramos la palabra “Al principio”, es decir cuando comienza la historia de lo conocido, de lo que tuvo principio en los órdenes material e inmaterial. Si algo tiene principio es porque no es eterno, de manera que se afirma que el universo material no es eterno, sino que fue creado, lo cual es avalado por la teoría del Big Bang, la más aceptada por la comunidad científica, que señala que el universo tuvo un origen hace 14.500 millones de años aproximadamente.
De inmediato se atribuye a Dios la creación del universo, pues nada surge sin una causa y nada puede ser causado sin una razón y sin un poder para realizarlo, y eso definirá en adelante lo que podemos saber de Dios, pues de las calidades del autor hablan sus obras.
De ahí derivan todas las características que le atribuimos a Dios como la Eternidad, el poder y la justicia. Aunque no se trata de intentar una demostración científica de la existencia de Dios, basta con reafirmar que las obras siempre hablarán de la existencia de un autor y definirán su grandeza en la medida en que nunca la obra es superior a su autor, por lo cual la perfección y funcionalidad de la naturaleza nos manifiesta la superior perfección y sabiduría de su creador al que no podemos experimentar aún mediante los recursos científicos, sino mediante la fe y una razonable teoría, más viable desde todo punto de vista que la de una presunta evolución que no ha sido demostrada y que muestra inmensos baches e interrogantes sin resolver.
Este el texto nos remite a considerar que DIOS es atemporal, es decir Eterno, por cuanto la causa es anterior al efecto, por lo cual sabemos que estuvo desde siempre y estará por siempre, pues para Él no existen el tiempo ni el espacio que nosotros conocemos, sino que sus dimensiones para nuestro intelecto son inimaginables y por lo tanto indescriptibles, ya que tanto tiempo como espacio surgen en el mismo instante en que se produce la gran explosión, lo mismo que las 4 leyes que rigen el universo.  
Pero ¿Qué es DIOS? Se pregunta el hombre. No es simplemente un ser irreal como los dioses mitológicos contados en las cosmogonías de tantas culturas que lo buscaron sin hallarlo en los fenómenos naturales, sino un DIOS diferente porque es el Principio mismo de todas las cosas y esta respuesta la encontramos enseguida afirmada: El Creador del Cielo y de la Tierra.
En el relato “el Cielo”, no se refiere ni al firmamento ni al espacio extraterrestre sino a un mundo inmaterial, a un plano espiritual, a ese mundo que no conocemos y que sólo después de la muerte se podrá experimentar, en el momento en que nuestro espíritu sea arrebatado. Sobre su existencia han hablado muchos videntes y personas que lo han experimentado, pero no vamos a detenernos en este punto, ni a convertirlo en punto de discusión, ya que incluso existe un sector de la ciencia que experimenta con los llamados fenómenos paranormales que atribuye los resultados de sus trabajos a la existencia de vida, más allá de la materia. El Cielo es ese lugar si se permite esta expresión, en donde Dios reina a plenitud por su propia voluntad y al que aspira el creyente llegar, para compartir la gloria de la resurrección y de la vida eterna.  Es un lugar, en donde la muerte no tiene potestad.
La Tierra de la que habla el texto no es simplemente el planeta Tierra sino el mundo material, el universo entero, el espacio exterior conocido y desconocido para nosotros. La evidencia de este par de hechos trascendentales nos da la idea completa de lo que es DIOS: Un ser, es decir alguien evidentemente preexistente y eterno, anterior a todo lo creado, que lo crea todo, lo inmaterial y lo material, y es existente pues la creación no acaba, sino que prosigue como testimonio de la existencia permanente y eterna de ese Ser, sin el cual la creación se detendría, como se detiene la producción del orfebre cuando éste muere o enferma. DIOS existe porque sin Él se detendría el maravilloso proceso de creación que cada día es evidente en cada evento del universo y de la naturaleza palpable y experimentable por los sentidos y con los recursos científicos. A DIOS seguidamente debemos atribuir las características que lo definen,  pues sólo en su definición conceptual podremos hallar el fundamento para discutir su existencia y estas características definitorias están dadas por el testimonio de las cosas creadas y son: La infinitud en poder, sabiduría, grandeza y justicia, pues ningún poder y ninguna sabiduría inferior a los poderes y organización de la naturaleza, de los astros, de los planetas, de los agujeros negros, de las galaxias y de los mundos conocidos y aun desconocidos para nosotros y nuestra ciencia limitada en recursos y formas de conocimiento, podría ser el generador de lo que existe; ni una inteligencia inferior sería capaz de crear con tanta sabiduría y justicia lo que hay, y ninguna grandeza inferior a la de lo que alcanzamos a imaginar podría crear algo tan inmensamente grande e incalculable como el universo, de cuya dimensión apenas tenemos indicios que podrían ser erróneos, habida cuenta de las limitaciones de la ciencia, de la tecnología y de la razón humana, que señalé al principio de esta obra.
No es la obra jamás superior a su creador. La infinitud nos da idea de la inconmensurable magnitud de nuestro DIOS, que escapa a lo imaginable por la filosofía, la leyenda, el cuento, la alegoría, la mitología y la ciencia misma, pues aun para ella hay inimaginables e incalculables como el último número, el numero infinito que ante la incapacidad de la ciencia y las matemáticas para expresarlo recurre a un garabato que  evidencia lo limitado de nuestra capacidad para medir y cuantificar.  De igual manera el orden natural corresponde a un grado superlativo de sabiduría y de ninguna manera a la casualidad de eventos que por largo que sea el tiempo de gestación podrían darse sin una intervención divina. Ninguna inteligencia material conocida o imaginada podría crear de la nada un solo átomo, y si existiese desde siempre la materia, ninguna podría dar la vida sin recurrir a la vida misma ya creada por Dios, de manera que Dios existe, aunque no podamos probar su existencia mas que por la fe, por el testimonio de las cosas creadas y por las evidencias de la naturaleza.  

“La Tierra era una soledad caótica” Se refiere a que el mundo de la materia que Dios había creado aún no estaba organizado porque no existían las 4 fuerzas fundamentales que permiten esa organización que son la gravedad, el electromagnetismo, la interacción nuclear fuerte y la interacción nuclear débil, gracias a las cuales se organiza la materia en partículas.
 “y las tinieblas cubrían el abismo,” Las tinieblas simbolizan justamente el caos de donde procederá el mal y el abismo es la posibilidad de expansión del universo.
“mientras el Espíritu de Dios aleteaba por encima de las aguas  Las aguas representan a los seres espirituales que son símbolo de la verdadera vida creada por Dios. El agua se mueve y ese movimiento es la esencia de la vida. La muerte es quietud, la vida movimiento, aunque después la muerte no será quietud sino dolor y la vida felicidad, cuando la primera sea destruida.

“Y dijo Dios: Haya Luz y hubo Luz.” La luz es el símbolo de la verdad del bien, la sabiduría y la justicia. Es por eso imagen de Jesús, que es la luz que guía en medio de las tinieblas hacia el Padre a todas sus criaturas. Él mismo dirá: “Yo soy la luz del mundo.” (Juan 8, 12), nadie viene al Padre sino por mí:”  La luz es imagen del resplandor del Big Bang y por lo tanto la expresión con la que se señala que en ese mismo momento Dios crea las fuerzas fundamentales que regirán el universo físico. La luz se expande espantando las tinieblas que huyen, mientras el universo es creado mediante la luz, es decir con sabiduría.
“Vio Dios que la luz estaba bien y la separó de las tinieblas.”  Hay que distinguir claramente que crear la luz, no es iluminar el planeta Tierra, pues para ello Dios hará dos luminarias, dos lámparas que son el Sol y la Luna. Hacer la luz es iluminar el mundo con la verdad, el bien y su separación de las tinieblas nos indica que Dios creó el universo entero, ya que el mal o la inexistencia del mundo material es algo latente, es decir que podría estar ahí en la materia misma, pero su existencia sólo depende de la acción de quien decida realizarlo y no de la voluntad de Dios que es la de que todo esté bien, de manera que era preciso crear la Luz, no la de los astros, sino aquella que distinguirá el bien del mal, o sea la verdad, precisamente para que la acción de las criaturas de Dios sea hacer el bien, que es su eterna voluntad, ese hacer el bien es obedecer a lo que Él nos diga, por eso la Virgen María dice en las bodas de Caná a los hombres “Hagan lo que Él les diga” y cuando lo hacen ocurre el milagro. Lo que hará la diferencia dentro de lo creado será entonces la voluntad de hacer el bien o el mal pero habrá una luz para que las criaturas sepan si están haciendo el bien o no, porque la luz se los mostrará. Por eso dice el texto “Vio Dios que la luz estaba bien”, lo cual quiere decir que las tinieblas no lo están. No es bueno vivir en la ignorancia. Esta no es desde luego una negación de la existencia de Satanás como persona, sino afirmación de la existencia del mal, como una opción, que permanecerá latente en la naturaleza de la materia y que será el arma que esgrima el enemigo de la Creación contra el Creador.

“A la luz la llamó día y a las tinieblas noche”  El día simboliza la verdad, cuyo fruto es la sabiduría y la noche la ignorancia cuyo fruto es el mal. Esta será también la distinción nominal, para las dos grandes etapas de cada día.
Algunos críticos han pretendido señalar que si no habían sido creados el sol y la luna, no había día ni noche, pero el texto no se refiere a lo que nosotros entendemos por mañana, tarde y noche, sino a secuencias de tiempo indeterminadas porque el relato se escribe en otros términos, no en los de la ciencia.
Estas dicotomías en el pasado dieron origen a las teorías maniqueístas que sustentaron algunas herejías, porque los autores añadieron de su propio imaginario elementos que condujeron a la aparición de ellas como el llamado Demiurgo, el yin y el yan, y todas las supersticiones gnósticas, astrológicas y paganas, que consideraban a Dios como un ser que dependía de otros. Si un ser depende de otro, ese no es Dios verdadero sino una criatura o una superstición. Dios no tiene pareja porque es incomparable, de manera que tenemos que rechazar estas ideas primitivas según las cuales hay dioses y diosas.

En el día segundo, Dios separa las aguas del cielo de las terrenales. El texto no se refiere únicamente las aguas de los ríos, lagos, mares y lluvias, que sostienen la vida material en el planeta, sino que representa a la vida espiritual. Las aguas del Cielo son las fuentes de la sabiduría que viene de Dios a través de su Espíritu Santo que es el que derrama el don de la vida como lluvia sobre la materia, para que la vida germine, surja y se renueve. Las aguas de los ríos, lagos y mares, representan además al mundo material: Los ríos figuran las corrientes de pensamiento que se alimentan del agua del cielo que es la sabiduría, y van al mar para dinamizarlo, pero arrastran sedimentos que son las visiones particulares del materialismo. Los lagos y mares son el mundo material, que se alimenta, o directamente de la sabiduría o de esas corrientes de pensamiento, que no son sabiduría pura sino que en su recorrido arrastran el lodo y las inmundicias para depositarlas en el mar, es decir, en el mundo.

En el día tercero separa las aguas de lo seco y hace brotar el reino vegetal.  Esta es una manera sabia y progresiva de mostrarnos el orden en que crea las cosas en el planeta, y que sin duda algunos pretenden hacer corresponder a las teorías evolucionistas que sostienen que progresivamente fueron apareciendo seres con mayor grado de complejidad. Pero no perdamos de vista que la palabra “aparecieron”, no es para nada una explicación científica, sino la más simplista de las apreciaciones, y sin embargo algunos científicos, apoyados por grandes medios de difusión, muy pocos, la verdad, la utilizan para explicar la teoría de la evolución, que no es sino la teoría más desprestigiada porque no tiene un solo fundamento científico, pese a los estudios interdisciplinarios que han intentado darle validez, sino que es mera especulación y propaganda para vender productos audiovisuales que realizan los grandes medios que se atribuyen sin pudor alguno la calidad de científicos, como si ignoraran que en la ciencia aun hay muchas hipótesis que están basadas en creencias y supuestos, tal como los argumentos de las religiones que algunos de ellos tanto critican.

Para no entrar en esas discusiones, recordemos que el Génesis no es un libro científico sino didáctico y por lo tanto esta lectura debe hacerse de manera simbólica. Admitir la evolución de las especies es admitir una mentira, pues se han hallado muchas inconsistencias en los hallazgos de los paleontólogos, que por ganar crédito y dinero han engañado en muchas ocasiones y han hecho creer a la gente común que la teoría de la evolución es cierta, cuando todo indica que cráneos como los de sus hallazgos los encontramos hoy día en personas de nuestro siglo XXI, que tienen prognatismo, dientes salidos, a veces cavidades craneanas pequeñas y parecidas a las de los simios, pero que sólo indican una distribución diferente de su masa encefálica, o un problema genético, o si no veamos el fenómeno de los niños especiales del municipio de Chaguaní, (Cundimamarca, Colombia) que presentan una configuración craneana similar a la de primates y desde luego tienen retardo mental.  La progresión en la creación de seres cada vez más complejos indica de cierta manera que hubo una progresión, no narrada lógicamente con argumentos científicos sino en forma alegórica como corresponde a un texto de carácter pedagógico. No debemos tenerle miedo a la interpretación de estos textos cuando hemos establecido un marco de referencia claro con respecto a las claves hermenéuticas que debemos manejar en su lectura. Sin embargo no creamos en las teorías de los librepensadores que generalmente están sesgadas por la pretensión de imbuir en la gente la incredulidad y destruir toda religión.

En el cuarto día crea el Sol, la Luna y las estrellas, para presidir respectivamente el día y la noche.  Este Día es cuando Dios organiza el universo y entre ellos está el sistema solar y desde luego la tierra y su satélite. Con la expresión “presidir” el escritor nos cuenta la  importancia de los astros en la medida del tiempo terrestre, cuya unidad es el día dividido en horas de luz y de oscuridad para establecer un ritmo de crecimiento a las plantas que DIOS ha creado, y en forma secreta para señalar la influencia físico-química de los astros en los procesos naturales del reino vegetal como la fotosíntesis, para producir alimento extraído de las entrañas de la misma tierra en sus formas primitivas de minerales y la emanación del oxígeno y absorción del gas carbónico, proceso necesario para llenar el planeta de aire y crear las condiciones para la vida de seres que respiren oxígeno.
Sin embargo en sentido teológico, el Sol es una representación de Jesucristo, el máximo esplendor de la verdad. La Luna representa a la Virgen María, que estará como una luminaria en los momentos de oscuridad y confusión, en las noches de crisis de fe y pesimismo, y las estrellas representan a los ángeles del cielo, que serán guardianes de cada uno durante la noche que es la etapa de la vida del hombre alejado de la verdad que es Jesucristo.

En el día quinto dice: “Dijo Dios: “Pulule en las aguas un hervidero de seres vivientes” Clarísima referencia a los organismos unicelulares que pululan en las aguas y que son la base alimenticia de seres mayores pluricelulares, que también pululan en las aguas. Al no especificar el tipo o clasificación de estos seres se da por descontado que son todas las especies primitivas y actuales.  Las teorías de la evolución señalan las aguas como el origen de la vida animal y aquí la Biblia lo corrobora en su lenguaje sencillo y pedagógico al alcance de todos los hombres y mujeres creyentes de todos los tiempos, pero atribuyendo a la sabiduría de Dios esta acción porque nada se crea por azar.

“y revoloteen las aves por encima de la tierra contra el firmamento del cielo”  En sentido estricto se hace referencia a todos los seres que vuelan. No solamente a los pájaros, sino que incluye a todas las especies voladoras.

“Y creó Dios los grandes animales marinos, y todos los seres vivientes que se deslizan y pululan en las aguas, por especies, y todo lo que tiene alas, por especies.”. Aquí es muy claro y se refiere a todos los animales incluidos los ya extinguidos, pues de lo contrario especificaría ballenas, tiburones, buitres  y otros conocidos en la época en que se escribe el texto.

“Dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes por especies: ganados, reptiles, y bestias salvajes por especies”   Más claro no puede estar señalado un proceso creativo. De las aguas emerge la vida hacia la tierra y los seres comienzan a respirar aire y crea las bestias terrestres. En estas verdades pudo sustentar Darwin sus escritos aunque luego los dejara contaminar por la absurda creencia de un simio que se fue volviendo inteligente y que sería, según él, nuestro antepasado, lo cual la ciencia, pese a tantos recursos como los que tiene, no ha podido ni podrá probar porque sencillamente el eslabón perdido no existe.

En el sexto día hace DIOS al hombre.  Este hecho tiene dos enseñanzas: La primera es que la creación es un proceso mediante el cual lo que hace DIOS va dirigido hacia un perfeccionamiento, como una manera de mostrarnos el ejemplo a seguir. Somos seres imperfectos y debemos tender a la perfección y también somos seres creadores y somos semejantes a DIOS en eso y por ello debemos buscar en el producto de nuestra s obras, de nuestro estudio y nuestro trabajo cotidiano la perfección. Por eso Dios crea de último a su criatura más perfecta que es el hombre, y es perfecta porque lo hace a “imagen y semejanza suya”.  La segunda enseñanza es que hay una inspiración divina que muestra al escritor un proceso de creación de las cosas, que éste expresa muy bien en el relato, pese a las limitaciones que debió tener en su época, por el escaso avance tecnológico y científico. No obstante, muestra en esta alegoría tan bella, cómo DIOS ordena el caos de la materia, concretándose luego en la creación del resto de las cosas que nos rodean.  Esto nos enseña que para comenzar a crear debemos establecer un orden, pues no es del caos que surgen las cosas buenas sino del ordenamiento y del establecimiento de una organización.  Por esta razón los anarquistas obedecen a un mandato del Demonio, lo mismo que todas aquellas expresiones culturales  que buscan generar el caos, la violencia, el desorden, la guerra o la dominación y esclavitud.

“Y Dios creó al hombre a su imagen – a imagen de Dios lo creó” Al decir creó al hombre no se dice que hiciera uno solo sino en general a todos los hombres de todas las razas: y esto nos indica que creó la especie humana y no un solo prototipo de esta, pero no podemos afirmar o negar tal cosa, pues la diversidad de razas podría ser un argumento en contra de tal afirmación, aunque el descubrimiento y estudio del genoma humano señala que procedemos del mismo concepto tecnológico. Esto es la prueba contundente de que fuimos creados por el mismo Ser y con los mismos recursos. Por eso se admite la evolución hacia diferentes razas humanas partiendo de un solo prototipo, debida esta a factores alimenticios, climáticos, etc. Lo que sí señala claramente el relato es que definió los sexos “macho y hembra los creó” y por eso toda criatura sin sexo definido, es decir, hermafrodita, no es el resultado de un error divino sino de la influencia del ser humano en la creación, a través de diversas formas de contaminación genética que van desde las medio ambientales hasta las de la herencia por vía genética de aberraciones sexuales que llegaron a consolidarse y a pasar por hechos deseables por la deformación de la conciencia. Por esta razón los homosexuales, lesbianas, bisexuales, zoofílicos, pedófilos y todas las personas que nacen con la tendencia a estas y otras aberraciones sexuales, son obra de genes contaminados por los pecados sexuales de ancestros pervertidos que buscaron el placer por medios inmorales que ofenden a Dios deformando la belleza de su obra, y propendiendo por destruirla pues las uniones homosexuales no contribuyen a la procreación y continuidad de la obra de Dios. Nada ofende más a un artista que ver que a su cuadro, a su escultura o a su canción, alguien le cambia algo de lo que originalmente éste le hizo, sobre todo si el artista ama de manera preferencial esta obra. Por eso Satanás quiere hacer al hombre afeminado y a la mujer varonil, lo cual está logrando gracias a su influencia en el mundo de la moda y la política liberal de tolerancia al libre desarrollo de la personalidad, al defensa de la diversidad de género (entendida como todas las tendencias y aberraciones sexuales), en las que tiene cimentados sus imperios terrenales.

“Y los bendijo Dios diciendo: “Creced y multiplicaos, poblad la tierra y sometedla” Aquí queda claro que la procreación es un mandato divino, que el sexo tiene ese propósito y no otro y que el sexo debe ser heterosexual, es decir entre un hombre y una mujer y no homosexual ni bisexual, porque las relaciones homosexuales no tienen como fin la procreación sino el placer y por eso son odiosas, condenables y repugnantes para DIOS. Este hecho de una vez condena además el aborto y las formas de contracepción ilícitas que la Iglesia Católica a través de su magisterio también censura, porque son homicidios contra la más indefensa de las criaturas humanas.  El mandato de someter la Tierra es una invitación a conservarla y hacerla el lugar habitable para el hombre. Dios no invita a la destrucción del planeta sino a su conservación a través del sometimiento de ella y de todos los recursos con que cuenta y que serán la garantía de la continuidad en la creación.  Por esta razón el otro propósito satánico es destruir el planeta y por ello el demonio apoya el aborto, la eutanasia, la producción de armas y patrocina las guerras y la explotación irracional de los recursos no renovables, desde otro de sus imperios terrenales que es el Consumismo que sustenta la lucha por el Poder económico.

“Dios dio por terminada su obra el día séptimo, y en éste día descansó de toda la obra que había hecho.” Aquí se establece el día de descanso después del trabajo semanal y se explica por qué la semana tiene siete días. Esto no quiere decir de ninguna manera que Dios necesitó descansar. Dios no necesita descansar sino que lo hace si lo quiere y cuando lo quiere. Lo que no ha entendido la gente es que el séptimo día o día del Señor, aún no ha llegado.

El relato tampoco significa la creación en siete días de la tierra, que éste fuera el tiempo real de la creación ya que esto es un misterio que el hombre jamás desentrañará con toda su ciencia y avances tecnológicos, pero Dios pudo haberlo creado todo en un segundo, en siete días o en millones de años, al fin y al cabo para Él no existe el tiempo, y el tiempo o los días del universo no están determinados por el sol que es una de las estrellas menores del espacio.  De manera que como puede haber sucedido así literalmente, es probable que cada día sea el símbolo de una etapa de muchos millones de años que para DIOS son instantes porque Él es eterno.  En este primer relato no se habla de Adán hecho de barro sino del hombre y la mujer en general. El texto también nos deja entrever que ese hombre del que se habla no es el hombre terreno, como no parecen terrenales las demás criaturas que se alimentan de pasto. Resulta inimaginable para el hombre de ciencia un león comiendo pasto, pero de los dinosaurios, creemos que eran en gran parte herbívoros, y los dinosaurios carnívoros quizá luego, pero esto es sólo especulación porque aun la existencia de muchos dinosaurios es mera especulación de la comunidad científica. Esta versión apunta a subrayar el valor inestimable de la vida de hombres y animales, porque no se autoriza al hombre a darles muerte. ¿Se tratará de un mundo diferente al nuestro? ¿Se  tratará con este texto de explicar la creación de seres de una naturaleza diferente a la nuestra?  Esto es un misterio de los muchos que hay en nuestra Biblia. Para aclarar o hallar nuevos interrogantes veamos el segundo relato de la creación.