martes, 2 de septiembre de 2014

GÉNESIS

ANÁLISIS DEL GÉNESIS

Vamos a seguir paso a paso cada uno de los textos bíblicos, procediendo a su interpretación cristiana, para lo cual aconsejamos a nuestros lectores tener a la mano su Biblia e ir siguiendo los textos sagrados que se citan, comenzando por el principio para que puedan confrontar lo que está en su Biblia con lo escrito en este libro de orientación. Hacemos la salvedad acerca de las distintas traducciones, pero consideramos que los sinónimos utilizados en todas las versiones son válidos, aunque ciertamente algunos poseen mayor fuerza expresiva que otros, ya sea por su peculiar pronunciación o por su asociación con palabras similares en su fonética y su sentido. No obstante creemos que es necesario mantener el espíritu con el que se escribieron los textos para no romper la unidad que se espera de ellos.

“Al principio creó DIOS el cielo y la tierra”.  En esta primera expresión del libro del Génesis, encontramos la palabra “Al principio”, es decir cuando comienza la historia de lo conocido, de lo que tuvo principio en los órdenes material e inmaterial. Si algo tiene principio es porque no es eterno, de manera que se afirma que el universo material no es eterno, sino que fue creado, lo cual es avalado por la teoría del Big Bang, la más aceptada por la comunidad científica, que señala que el universo tuvo un origen hace 14.500 millones de años aproximadamente.
De inmediato se atribuye a Dios la creación del universo, pues nada surge sin una causa y nada puede ser causado sin una razón y sin un poder para realizarlo, y eso definirá en adelante lo que podemos saber de Dios, pues de las calidades del autor hablan sus obras.
De ahí derivan todas las características que le atribuimos a Dios como la Eternidad, el poder y la justicia. Aunque no se trata de intentar una demostración científica de la existencia de Dios, basta con reafirmar que las obras siempre hablarán de la existencia de un autor y definirán su grandeza en la medida en que nunca la obra es superior a su autor, por lo cual la perfección y funcionalidad de la naturaleza nos manifiesta la superior perfección y sabiduría de su creador al que no podemos experimentar aún mediante los recursos científicos, sino mediante la fe y una razonable teoría, más viable desde todo punto de vista que la de una presunta evolución que no ha sido demostrada y que muestra inmensos baches e interrogantes sin resolver.
Este el texto nos remite a considerar que DIOS es atemporal, es decir Eterno, por cuanto la causa es anterior al efecto, por lo cual sabemos que estuvo desde siempre y estará por siempre, pues para Él no existen el tiempo ni el espacio que nosotros conocemos, sino que sus dimensiones para nuestro intelecto son inimaginables y por lo tanto indescriptibles, ya que tanto tiempo como espacio surgen en el mismo instante en que se produce la gran explosión, lo mismo que las 4 leyes que rigen el universo.  
Pero ¿Qué es DIOS? Se pregunta el hombre. No es simplemente un ser irreal como los dioses mitológicos contados en las cosmogonías de tantas culturas que lo buscaron sin hallarlo en los fenómenos naturales, sino un DIOS diferente porque es el Principio mismo de todas las cosas y esta respuesta la encontramos enseguida afirmada: El Creador del Cielo y de la Tierra.
En el relato “el Cielo”, no se refiere ni al firmamento ni al espacio extraterrestre sino a un mundo inmaterial, a un plano espiritual, a ese mundo que no conocemos y que sólo después de la muerte se podrá experimentar, en el momento en que nuestro espíritu sea arrebatado. Sobre su existencia han hablado muchos videntes y personas que lo han experimentado, pero no vamos a detenernos en este punto, ni a convertirlo en punto de discusión, ya que incluso existe un sector de la ciencia que experimenta con los llamados fenómenos paranormales que atribuye los resultados de sus trabajos a la existencia de vida, más allá de la materia. El Cielo es ese lugar si se permite esta expresión, en donde Dios reina a plenitud por su propia voluntad y al que aspira el creyente llegar, para compartir la gloria de la resurrección y de la vida eterna.  Es un lugar, en donde la muerte no tiene potestad.
La Tierra de la que habla el texto no es simplemente el planeta Tierra sino el mundo material, el universo entero, el espacio exterior conocido y desconocido para nosotros. La evidencia de este par de hechos trascendentales nos da la idea completa de lo que es DIOS: Un ser, es decir alguien evidentemente preexistente y eterno, anterior a todo lo creado, que lo crea todo, lo inmaterial y lo material, y es existente pues la creación no acaba, sino que prosigue como testimonio de la existencia permanente y eterna de ese Ser, sin el cual la creación se detendría, como se detiene la producción del orfebre cuando éste muere o enferma. DIOS existe porque sin Él se detendría el maravilloso proceso de creación que cada día es evidente en cada evento del universo y de la naturaleza palpable y experimentable por los sentidos y con los recursos científicos. A DIOS seguidamente debemos atribuir las características que lo definen,  pues sólo en su definición conceptual podremos hallar el fundamento para discutir su existencia y estas características definitorias están dadas por el testimonio de las cosas creadas y son: La infinitud en poder, sabiduría, grandeza y justicia, pues ningún poder y ninguna sabiduría inferior a los poderes y organización de la naturaleza, de los astros, de los planetas, de los agujeros negros, de las galaxias y de los mundos conocidos y aun desconocidos para nosotros y nuestra ciencia limitada en recursos y formas de conocimiento, podría ser el generador de lo que existe; ni una inteligencia inferior sería capaz de crear con tanta sabiduría y justicia lo que hay, y ninguna grandeza inferior a la de lo que alcanzamos a imaginar podría crear algo tan inmensamente grande e incalculable como el universo, de cuya dimensión apenas tenemos indicios que podrían ser erróneos, habida cuenta de las limitaciones de la ciencia, de la tecnología y de la razón humana, que señalé al principio de esta obra.
No es la obra jamás superior a su creador. La infinitud nos da idea de la inconmensurable magnitud de nuestro DIOS, que escapa a lo imaginable por la filosofía, la leyenda, el cuento, la alegoría, la mitología y la ciencia misma, pues aun para ella hay inimaginables e incalculables como el último número, el numero infinito que ante la incapacidad de la ciencia y las matemáticas para expresarlo recurre a un garabato que  evidencia lo limitado de nuestra capacidad para medir y cuantificar.  De igual manera el orden natural corresponde a un grado superlativo de sabiduría y de ninguna manera a la casualidad de eventos que por largo que sea el tiempo de gestación podrían darse sin una intervención divina. Ninguna inteligencia material conocida o imaginada podría crear de la nada un solo átomo, y si existiese desde siempre la materia, ninguna podría dar la vida sin recurrir a la vida misma ya creada por Dios, de manera que Dios existe, aunque no podamos probar su existencia mas que por la fe, por el testimonio de las cosas creadas y por las evidencias de la naturaleza.  

“La Tierra era una soledad caótica” Se refiere a que el mundo de la materia que Dios había creado aún no estaba organizado porque no existían las 4 fuerzas fundamentales que permiten esa organización que son la gravedad, el electromagnetismo, la interacción nuclear fuerte y la interacción nuclear débil, gracias a las cuales se organiza la materia en partículas.
 “y las tinieblas cubrían el abismo,” Las tinieblas simbolizan justamente el caos de donde procederá el mal y el abismo es la posibilidad de expansión del universo.
“mientras el Espíritu de Dios aleteaba por encima de las aguas  Las aguas representan a los seres espirituales que son símbolo de la verdadera vida creada por Dios. El agua se mueve y ese movimiento es la esencia de la vida. La muerte es quietud, la vida movimiento, aunque después la muerte no será quietud sino dolor y la vida felicidad, cuando la primera sea destruida.

“Y dijo Dios: Haya Luz y hubo Luz.” La luz es el símbolo de la verdad del bien, la sabiduría y la justicia. Es por eso imagen de Jesús, que es la luz que guía en medio de las tinieblas hacia el Padre a todas sus criaturas. Él mismo dirá: “Yo soy la luz del mundo.” (Juan 8, 12), nadie viene al Padre sino por mí:”  La luz es imagen del resplandor del Big Bang y por lo tanto la expresión con la que se señala que en ese mismo momento Dios crea las fuerzas fundamentales que regirán el universo físico. La luz se expande espantando las tinieblas que huyen, mientras el universo es creado mediante la luz, es decir con sabiduría.
“Vio Dios que la luz estaba bien y la separó de las tinieblas.”  Hay que distinguir claramente que crear la luz, no es iluminar el planeta Tierra, pues para ello Dios hará dos luminarias, dos lámparas que son el Sol y la Luna. Hacer la luz es iluminar el mundo con la verdad, el bien y su separación de las tinieblas nos indica que Dios creó el universo entero, ya que el mal o la inexistencia del mundo material es algo latente, es decir que podría estar ahí en la materia misma, pero su existencia sólo depende de la acción de quien decida realizarlo y no de la voluntad de Dios que es la de que todo esté bien, de manera que era preciso crear la Luz, no la de los astros, sino aquella que distinguirá el bien del mal, o sea la verdad, precisamente para que la acción de las criaturas de Dios sea hacer el bien, que es su eterna voluntad, ese hacer el bien es obedecer a lo que Él nos diga, por eso la Virgen María dice en las bodas de Caná a los hombres “Hagan lo que Él les diga” y cuando lo hacen ocurre el milagro. Lo que hará la diferencia dentro de lo creado será entonces la voluntad de hacer el bien o el mal pero habrá una luz para que las criaturas sepan si están haciendo el bien o no, porque la luz se los mostrará. Por eso dice el texto “Vio Dios que la luz estaba bien”, lo cual quiere decir que las tinieblas no lo están. No es bueno vivir en la ignorancia. Esta no es desde luego una negación de la existencia de Satanás como persona, sino afirmación de la existencia del mal, como una opción, que permanecerá latente en la naturaleza de la materia y que será el arma que esgrima el enemigo de la Creación contra el Creador.

“A la luz la llamó día y a las tinieblas noche”  El día simboliza la verdad, cuyo fruto es la sabiduría y la noche la ignorancia cuyo fruto es el mal. Esta será también la distinción nominal, para las dos grandes etapas de cada día.
Algunos críticos han pretendido señalar que si no habían sido creados el sol y la luna, no había día ni noche, pero el texto no se refiere a lo que nosotros entendemos por mañana, tarde y noche, sino a secuencias de tiempo indeterminadas porque el relato se escribe en otros términos, no en los de la ciencia.
Estas dicotomías en el pasado dieron origen a las teorías maniqueístas que sustentaron algunas herejías, porque los autores añadieron de su propio imaginario elementos que condujeron a la aparición de ellas como el llamado Demiurgo, el yin y el yan, y todas las supersticiones gnósticas, astrológicas y paganas, que consideraban a Dios como un ser que dependía de otros. Si un ser depende de otro, ese no es Dios verdadero sino una criatura o una superstición. Dios no tiene pareja porque es incomparable, de manera que tenemos que rechazar estas ideas primitivas según las cuales hay dioses y diosas.

En el día segundo, Dios separa las aguas del cielo de las terrenales. El texto no se refiere únicamente las aguas de los ríos, lagos, mares y lluvias, que sostienen la vida material en el planeta, sino que representa a la vida espiritual. Las aguas del Cielo son las fuentes de la sabiduría que viene de Dios a través de su Espíritu Santo que es el que derrama el don de la vida como lluvia sobre la materia, para que la vida germine, surja y se renueve. Las aguas de los ríos, lagos y mares, representan además al mundo material: Los ríos figuran las corrientes de pensamiento que se alimentan del agua del cielo que es la sabiduría, y van al mar para dinamizarlo, pero arrastran sedimentos que son las visiones particulares del materialismo. Los lagos y mares son el mundo material, que se alimenta, o directamente de la sabiduría o de esas corrientes de pensamiento, que no son sabiduría pura sino que en su recorrido arrastran el lodo y las inmundicias para depositarlas en el mar, es decir, en el mundo.

En el día tercero separa las aguas de lo seco y hace brotar el reino vegetal.  Esta es una manera sabia y progresiva de mostrarnos el orden en que crea las cosas en el planeta, y que sin duda algunos pretenden hacer corresponder a las teorías evolucionistas que sostienen que progresivamente fueron apareciendo seres con mayor grado de complejidad. Pero no perdamos de vista que la palabra “aparecieron”, no es para nada una explicación científica, sino la más simplista de las apreciaciones, y sin embargo algunos científicos, apoyados por grandes medios de difusión, muy pocos, la verdad, la utilizan para explicar la teoría de la evolución, que no es sino la teoría más desprestigiada porque no tiene un solo fundamento científico, pese a los estudios interdisciplinarios que han intentado darle validez, sino que es mera especulación y propaganda para vender productos audiovisuales que realizan los grandes medios que se atribuyen sin pudor alguno la calidad de científicos, como si ignoraran que en la ciencia aun hay muchas hipótesis que están basadas en creencias y supuestos, tal como los argumentos de las religiones que algunos de ellos tanto critican.

Para no entrar en esas discusiones, recordemos que el Génesis no es un libro científico sino didáctico y por lo tanto esta lectura debe hacerse de manera simbólica. Admitir la evolución de las especies es admitir una mentira, pues se han hallado muchas inconsistencias en los hallazgos de los paleontólogos, que por ganar crédito y dinero han engañado en muchas ocasiones y han hecho creer a la gente común que la teoría de la evolución es cierta, cuando todo indica que cráneos como los de sus hallazgos los encontramos hoy día en personas de nuestro siglo XXI, que tienen prognatismo, dientes salidos, a veces cavidades craneanas pequeñas y parecidas a las de los simios, pero que sólo indican una distribución diferente de su masa encefálica, o un problema genético, o si no veamos el fenómeno de los niños especiales del municipio de Chaguaní, (Cundimamarca, Colombia) que presentan una configuración craneana similar a la de primates y desde luego tienen retardo mental.  La progresión en la creación de seres cada vez más complejos indica de cierta manera que hubo una progresión, no narrada lógicamente con argumentos científicos sino en forma alegórica como corresponde a un texto de carácter pedagógico. No debemos tenerle miedo a la interpretación de estos textos cuando hemos establecido un marco de referencia claro con respecto a las claves hermenéuticas que debemos manejar en su lectura. Sin embargo no creamos en las teorías de los librepensadores que generalmente están sesgadas por la pretensión de imbuir en la gente la incredulidad y destruir toda religión.

En el cuarto día crea el Sol, la Luna y las estrellas, para presidir respectivamente el día y la noche.  Este Día es cuando Dios organiza el universo y entre ellos está el sistema solar y desde luego la tierra y su satélite. Con la expresión “presidir” el escritor nos cuenta la  importancia de los astros en la medida del tiempo terrestre, cuya unidad es el día dividido en horas de luz y de oscuridad para establecer un ritmo de crecimiento a las plantas que DIOS ha creado, y en forma secreta para señalar la influencia físico-química de los astros en los procesos naturales del reino vegetal como la fotosíntesis, para producir alimento extraído de las entrañas de la misma tierra en sus formas primitivas de minerales y la emanación del oxígeno y absorción del gas carbónico, proceso necesario para llenar el planeta de aire y crear las condiciones para la vida de seres que respiren oxígeno.
Sin embargo en sentido teológico, el Sol es una representación de Jesucristo, el máximo esplendor de la verdad. La Luna representa a la Virgen María, que estará como una luminaria en los momentos de oscuridad y confusión, en las noches de crisis de fe y pesimismo, y las estrellas representan a los ángeles del cielo, que serán guardianes de cada uno durante la noche que es la etapa de la vida del hombre alejado de la verdad que es Jesucristo.

En el día quinto dice: “Dijo Dios: “Pulule en las aguas un hervidero de seres vivientes” Clarísima referencia a los organismos unicelulares que pululan en las aguas y que son la base alimenticia de seres mayores pluricelulares, que también pululan en las aguas. Al no especificar el tipo o clasificación de estos seres se da por descontado que son todas las especies primitivas y actuales.  Las teorías de la evolución señalan las aguas como el origen de la vida animal y aquí la Biblia lo corrobora en su lenguaje sencillo y pedagógico al alcance de todos los hombres y mujeres creyentes de todos los tiempos, pero atribuyendo a la sabiduría de Dios esta acción porque nada se crea por azar.

“y revoloteen las aves por encima de la tierra contra el firmamento del cielo”  En sentido estricto se hace referencia a todos los seres que vuelan. No solamente a los pájaros, sino que incluye a todas las especies voladoras.

“Y creó Dios los grandes animales marinos, y todos los seres vivientes que se deslizan y pululan en las aguas, por especies, y todo lo que tiene alas, por especies.”. Aquí es muy claro y se refiere a todos los animales incluidos los ya extinguidos, pues de lo contrario especificaría ballenas, tiburones, buitres  y otros conocidos en la época en que se escribe el texto.

“Dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes por especies: ganados, reptiles, y bestias salvajes por especies”   Más claro no puede estar señalado un proceso creativo. De las aguas emerge la vida hacia la tierra y los seres comienzan a respirar aire y crea las bestias terrestres. En estas verdades pudo sustentar Darwin sus escritos aunque luego los dejara contaminar por la absurda creencia de un simio que se fue volviendo inteligente y que sería, según él, nuestro antepasado, lo cual la ciencia, pese a tantos recursos como los que tiene, no ha podido ni podrá probar porque sencillamente el eslabón perdido no existe.

En el sexto día hace DIOS al hombre.  Este hecho tiene dos enseñanzas: La primera es que la creación es un proceso mediante el cual lo que hace DIOS va dirigido hacia un perfeccionamiento, como una manera de mostrarnos el ejemplo a seguir. Somos seres imperfectos y debemos tender a la perfección y también somos seres creadores y somos semejantes a DIOS en eso y por ello debemos buscar en el producto de nuestra s obras, de nuestro estudio y nuestro trabajo cotidiano la perfección. Por eso Dios crea de último a su criatura más perfecta que es el hombre, y es perfecta porque lo hace a “imagen y semejanza suya”.  La segunda enseñanza es que hay una inspiración divina que muestra al escritor un proceso de creación de las cosas, que éste expresa muy bien en el relato, pese a las limitaciones que debió tener en su época, por el escaso avance tecnológico y científico. No obstante, muestra en esta alegoría tan bella, cómo DIOS ordena el caos de la materia, concretándose luego en la creación del resto de las cosas que nos rodean.  Esto nos enseña que para comenzar a crear debemos establecer un orden, pues no es del caos que surgen las cosas buenas sino del ordenamiento y del establecimiento de una organización.  Por esta razón los anarquistas obedecen a un mandato del Demonio, lo mismo que todas aquellas expresiones culturales  que buscan generar el caos, la violencia, el desorden, la guerra o la dominación y esclavitud.

“Y Dios creó al hombre a su imagen – a imagen de Dios lo creó” Al decir creó al hombre no se dice que hiciera uno solo sino en general a todos los hombres de todas las razas: y esto nos indica que creó la especie humana y no un solo prototipo de esta, pero no podemos afirmar o negar tal cosa, pues la diversidad de razas podría ser un argumento en contra de tal afirmación, aunque el descubrimiento y estudio del genoma humano señala que procedemos del mismo concepto tecnológico. Esto es la prueba contundente de que fuimos creados por el mismo Ser y con los mismos recursos. Por eso se admite la evolución hacia diferentes razas humanas partiendo de un solo prototipo, debida esta a factores alimenticios, climáticos, etc. Lo que sí señala claramente el relato es que definió los sexos “macho y hembra los creó” y por eso toda criatura sin sexo definido, es decir, hermafrodita, no es el resultado de un error divino sino de la influencia del ser humano en la creación, a través de diversas formas de contaminación genética que van desde las medio ambientales hasta las de la herencia por vía genética de aberraciones sexuales que llegaron a consolidarse y a pasar por hechos deseables por la deformación de la conciencia. Por esta razón los homosexuales, lesbianas, bisexuales, zoofílicos, pedófilos y todas las personas que nacen con la tendencia a estas y otras aberraciones sexuales, son obra de genes contaminados por los pecados sexuales de ancestros pervertidos que buscaron el placer por medios inmorales que ofenden a Dios deformando la belleza de su obra, y propendiendo por destruirla pues las uniones homosexuales no contribuyen a la procreación y continuidad de la obra de Dios. Nada ofende más a un artista que ver que a su cuadro, a su escultura o a su canción, alguien le cambia algo de lo que originalmente éste le hizo, sobre todo si el artista ama de manera preferencial esta obra. Por eso Satanás quiere hacer al hombre afeminado y a la mujer varonil, lo cual está logrando gracias a su influencia en el mundo de la moda y la política liberal de tolerancia al libre desarrollo de la personalidad, al defensa de la diversidad de género (entendida como todas las tendencias y aberraciones sexuales), en las que tiene cimentados sus imperios terrenales.

“Y los bendijo Dios diciendo: “Creced y multiplicaos, poblad la tierra y sometedla” Aquí queda claro que la procreación es un mandato divino, que el sexo tiene ese propósito y no otro y que el sexo debe ser heterosexual, es decir entre un hombre y una mujer y no homosexual ni bisexual, porque las relaciones homosexuales no tienen como fin la procreación sino el placer y por eso son odiosas, condenables y repugnantes para DIOS. Este hecho de una vez condena además el aborto y las formas de contracepción ilícitas que la Iglesia Católica a través de su magisterio también censura, porque son homicidios contra la más indefensa de las criaturas humanas.  El mandato de someter la Tierra es una invitación a conservarla y hacerla el lugar habitable para el hombre. Dios no invita a la destrucción del planeta sino a su conservación a través del sometimiento de ella y de todos los recursos con que cuenta y que serán la garantía de la continuidad en la creación.  Por esta razón el otro propósito satánico es destruir el planeta y por ello el demonio apoya el aborto, la eutanasia, la producción de armas y patrocina las guerras y la explotación irracional de los recursos no renovables, desde otro de sus imperios terrenales que es el Consumismo que sustenta la lucha por el Poder económico.

“Dios dio por terminada su obra el día séptimo, y en éste día descansó de toda la obra que había hecho.” Aquí se establece el día de descanso después del trabajo semanal y se explica por qué la semana tiene siete días. Esto no quiere decir de ninguna manera que Dios necesitó descansar. Dios no necesita descansar sino que lo hace si lo quiere y cuando lo quiere. Lo que no ha entendido la gente es que el séptimo día o día del Señor, aún no ha llegado.

El relato tampoco significa la creación en siete días de la tierra, que éste fuera el tiempo real de la creación ya que esto es un misterio que el hombre jamás desentrañará con toda su ciencia y avances tecnológicos, pero Dios pudo haberlo creado todo en un segundo, en siete días o en millones de años, al fin y al cabo para Él no existe el tiempo, y el tiempo o los días del universo no están determinados por el sol que es una de las estrellas menores del espacio.  De manera que como puede haber sucedido así literalmente, es probable que cada día sea el símbolo de una etapa de muchos millones de años que para DIOS son instantes porque Él es eterno.  En este primer relato no se habla de Adán hecho de barro sino del hombre y la mujer en general. El texto también nos deja entrever que ese hombre del que se habla no es el hombre terreno, como no parecen terrenales las demás criaturas que se alimentan de pasto. Resulta inimaginable para el hombre de ciencia un león comiendo pasto, pero de los dinosaurios, creemos que eran en gran parte herbívoros, y los dinosaurios carnívoros quizá luego, pero esto es sólo especulación porque aun la existencia de muchos dinosaurios es mera especulación de la comunidad científica. Esta versión apunta a subrayar el valor inestimable de la vida de hombres y animales, porque no se autoriza al hombre a darles muerte. ¿Se tratará de un mundo diferente al nuestro? ¿Se  tratará con este texto de explicar la creación de seres de una naturaleza diferente a la nuestra?  Esto es un misterio de los muchos que hay en nuestra Biblia. Para aclarar o hallar nuevos interrogantes veamos el segundo relato de la creación.

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