viernes, 10 de enero de 2020

ANÁLISIS DEL CAPÍTULO 15 DEL GÉNESIS


ANÁLISIS DEL CAPÍTULO 15
Dios promete a Abram la tierra de Canaán
1)  Pasadas, pues, que fueron estas cosas, habló el Señor a Abram en una visión, diciendo: No temas, Abram, yo soy tu protector, y tu galardón sobremanera grande. 2) A que respondió Abram: ¡Oh Señor Dios!, ¿y qué es lo que me has de dar? Yo me voy de este mundo sin hijos: y así habrá de heredarme el hijo del mayordomo de mi casa, ese Eliecer de Damasco. 3) Pues por lo que a mí toca, añadió Abram, no habiéndome tú concendido sucesión, he aquí que ha de ser mi heredero este siervo nacido en mi casa. 4) Al punto le replicó el Señor, diciendo: No será éste tu heredero; sino un hijo que saldrá de tus entrañas, ése es el que te ha de heredar, 5) Y lo sacó afuera, y le dijo: Mira al cielo, y cuenta, si puedes, las estrellas. Pues así, le dijo, será tu descendencia. 6) Creyó Abram a Dios y su fe reputósele por justicia.
   7 Díjole después: Yo soy el Señor, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte posesión de esta tierra. 8) Pero Abram repuso: ¡Oh Señor Dios! ¿Por dónde he de conocer que yo debo poseerla? 9) A lo que respondió el Señor, diciendo: Escógeme una vaca, una cabra y un carnero, todos de tres años, con una tórtola y una paloma. 10) Cogiendo, pues, Abram todos estos animales, los partió por medio, y puso las dos mitades una enfrente de otra con separación: pero las aves dejólas enteras. 
11) Y bajaban las aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ojeaba. 12) Pero al poner del sol, un pesado sueño sorprendió a Abram, y apoderóse de él un pavor grande, y viose rodeado de tinieblas. 13) Entonces le fue dicho: Sepas desde ahora que tus descendientes han de vivir peregrinos en tierra ajena, donde los reducirán a esclavitud, y afligirlos han por espacio de cuatrocientos años. 14) Mas la nación, a quien han de servir, yo la juzgaré: y después de esto saldrán cargados de riquezas. 15) Entretanto tú irás en paz a juntarte con tus padres, terminando tus días en una dichosa vejez. 16) A la cuarta generación es cuando volverán acá: porque al presente no está todavía llena la medida de las maldades de los amorreos. 17) Puesto ya el sol, sobrevino una oscuridad tenebrosa, y apareció un horno humeando, y una lluvia de fuego que atravesaba por entre los animales divididos.
En estos versos, Dios reitera la promesa a Abram, de convertir a su descendencia en una gran nación, pero le profetiza lo que sucederá con el pueblo de Dios. La esclavitud es un signo de las cadenas del pecado que aprisionarán a los creyentes y el trabajo que pasen en esos años será recompensado con riquezas. El pecado será castigado. Para los judíos fundamentalistas, estas son riquezas materiales, pero si bien así será, las verdaderas riquezas serán la libertad del pecado y de la muerte, y una riqueza sobrenatural, no comparable con el oro y las piedras preciosas que será el reino de Dios. Abraham conserva su fe y ofrece sacrificios a Dios, obedeciendo contra la promesa que parece imposible, orientando a la humanidad en ese sentido.
 18 Entonces el Señor firmó alianza con Abram, diciendo: A tu posteridad daré esta tierra, desde el río de Egipto o Nilo hasta el grande Eufrates. 19) Los cincos, y los ceneceos, y los cedmoneos, 20) y los héteos, y los fereceos, y también los rafaitas, 21) y los amorreos, y los cananeos, y los gergeseos, y los jebuseos.
Este territorio es el que en la actualidad pretende el moderno estado de Israel y que les disputa a los países árabes. Es una promesa que no se ha cumplido aún, pero está muy cerca. La señal del fuego sobre aquellos animales podría figurar la conquista por medio de la guerra de lo que falta por obtener Israel de la Tierra Prometida.

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