ANÁLISIS DEL CAPÍTULO 24
Mensaje de Eliecer
1) Viéndose Abraham ya viejo y de
edad muy
avanzada, y que el Señor le había bendecido en todas las cosas, 2) dijo al
criado más antiguo de su casa, y mayordomo de cuanto tenía: Pon tu mano debajo
de mi muslo, 3) para tomarte juramento por el Señor, Dios del cielo y de la
tierra, que no casarás a mi hijo con mujer de las hijas de los cananeos, entre
los cuales habito;
4) sino que irás a mi tierra y a la parentela mía, y de allí traerás mujer para mi hijo Isaac.
4) sino que irás a mi tierra y a la parentela mía, y de allí traerás mujer para mi hijo Isaac.
La determinación de Abraham de no permitir que su hijo se case con
una mujer extranjera pareciera un síntoma de autoritarismo o xenofobia, y así
lo han interpretado los judíos que, por esta razón, nunca se casan con mujeres
que no sean hebreas. Sin embargo, la verdadera enseñanza va más allá de lo racial
o parental, porque racialmente los cananeos son semitas como los judíos. El
texto, más bien, hace referencia a la fe y la religión. Ningún católico debe
casarse con una mujer que no sea una católica practicante, y viceversa, así sea
de otro país; a eso se refiere Abraham y su rechazo a los cananitas es el
rechazo que debemos sentir a permitir matrimonios de nuestros hijos con personas
de malas costumbres, como lo eran los cananeos; eso se verá más claramente en
textos posteriores.
5) Respondió el criado: Y si
la mujer no quisiese venir conmigo a este país, ¿debo por ventura llevar a tu
hijo al lugar de donde tú saliste? 6)
Guárdate bien, dijo Abraham, de conducir jamás allá a mi hijo. 7) El Señor Dios del cielo, que me sacó
de la casa de mi padre y de la tierra de mi nacimiento, el cual me habló, y me
juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra: él mismo enviará un ángel
delante de ti, y hará que traigas de aquel país mujer para mi hijo: 8) que si
la mujer no quisiere seguirte, quedarás desobligado del juramento; pero en
ningún caso lleves allá jamás a mi hijo. 9) Con esto, el criado puso la mano
debajo del muslo de Abraham, su señor, y le juró hacer todo lo dicho. 10 Tomó luego diez camellos del ganado de su amo, y partió, llevando consigo de lo mejor de todos los bienes
de Abraham, y puesto en camino
llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor.
11) Allí, habiendo hecho descansar los camellos fuera de la ciudad, junto a un
pozo de agua al caer la tarde, al tiempo que pueden salir las mujeres a sacar
agua, dijo a Dios: 12) Señor, Dios de mi amo Abraham,
asísteme, te ruego, en este día,
y sé propicio a Abraham mi amo.
13) He aquí que yo estoy cerca de esta fuente, y las hijas de los moradores de esta ciudad vendrán a sacar
agua. 14) La doncella, pues, a quien yo dijera: Baja tu cántaro para que yo
beba, y ella respondiere: Bebe, y aún a tus camellos daré también de beber, ésa
es la que tú tienes preparada para tu siervo Isaac: y en eso conoceré que has
sido propicio a mi amo.
Lo que hace el mayordomo
es y debe ser la forma de proceder de todas las personas que están pretendiendo
el matrimonio: pedir a Dios en oración que nos presente a la persona adecuada y
algunas señales que nos indiquen que lo es, aunque parezcan descabelladas. En
todo caso el hombre debe buscar una mujer diligente, que vaya más allá de
conceder un simple favor y no denote desidia, pereza ni otro defecto
relacionado.
15) No bien había acabado de decir dentro de
sí estas palabras, cuando he aquí Rebeca, hija de Batuel, hijo de Melca, mujer
de Nacor, hermano de Abraham, que salía con su cántaro al hombro; 16) joven en
extremo agraciada, doncella hermosísima y todavía virgen: había bajado ya a
la fuente, y llenado el cántaro se volvía. 17) Fue, pues, a su encuentro el
criado de
Abraham, y le dijo: Dame a beber un poquito de agua de tu cántaro.
18) La cual respondió: Bebe, señor mío; y diciendo y haciendo, bajó el cántaro
sobre su brazo, y le dio de beber. 19) Y acabando de darle de beber, añadió:
Voy también a sacar agua para tus camellos, hasta que beban todos. 20) Y
vaciando el cántaro en los canales o bebedores, fue otra vez corriendo al pozo a
sacar agua, que dio en seguida a todos los camellos. 21) Entretanto, la estaba
él contemplando en silencio, ansioso de saber si Dios había hecho
próspero o no su viaje.
Entre las
cualidades deseables para el matrimonio Dios destaca que los hombres deben
buscar una mujer virgen y viceversa, porque recordemos que Isaac también lo es.
No obstante la sociedad judía no lo interpretó así, dadas las circunstancias de
la época en que, como en todos los tiempos, la normas sociales dependían de la
necesidad y en esos tiempos la escasez de hombres por las guerras hacía que se
admitiera le poligamia en esas sociedades.
22) Abrevados ya los camellos, le
presentó el hombre unos pendientes de oro, que
pesaban dos siclos, y dos brazaletes que pesaban
diez, 23) Y la preguntó: Dime, ¿de quién eres hija? ¿Hay en casa de tu
padre lugar para alojarme esta noche? 24) Yo soy, respondió ella,
hija de Batuel, hijo de Melca y de Nacor, su esposo,
25) Y añadió: De paja y forraje hay en casa provisión abundante, y mucha capacidad para hospedarse. 26) El hombre entonces inclinóse profundamente, y adoró al Señor, 27) diciendo: Bendito sea el Señor Dios de mi amo Abraham, que tan propicio se ha mostrado con él según la verdad de sus promesas, guiándome vía recta a la casa del hermano de mi amo. 28) La muchacha se fue corriendo a casa de su padre y contó todo cuanto había oído.
25) Y añadió: De paja y forraje hay en casa provisión abundante, y mucha capacidad para hospedarse. 26) El hombre entonces inclinóse profundamente, y adoró al Señor, 27) diciendo: Bendito sea el Señor Dios de mi amo Abraham, que tan propicio se ha mostrado con él según la verdad de sus promesas, guiándome vía recta a la casa del hermano de mi amo. 28) La muchacha se fue corriendo a casa de su padre y contó todo cuanto había oído.
El siervo de
Abraham no olvida dos cosas: recompensar a la persona que le prestó el servicio
y dar gracias a Dios por haber hallado a la persona indicada, según lo que
había pedido en oración. Estas enseñanzas es necesario ponerlas en práctica.
29 Tenía Rebeca un hermano
llamado Labán, el cual salió a toda prisa en busca del hombre, al lugar en
que estaba la fuente. 30) Y como había visto ya los pendientes y los
brazaletes en las manos de su hermana, la cual le había
contado también todo cuanto le había dicho aquel hombre, vino a
encontrarle cuando estaba aún cerca
de la fuente con sus camellos, 31) y le dijo: Entra, bendito
del Señor: ¿qué haces ahí fuera? Preparado he para ti hospedaje, y lugar también para tus camellos. 32)
Con eso, le introdujo en el alojamiento: y descargó los
camellos, y les dio paja y heno, y trajo agua para lavar los pies así a él como
a los mozos que le acompañaban. 33) Y pusiéronle delante la comida. Mas él
dijo: No comeré hasta que os haya expuesto mi comisión. Di, pues, le contestó
Labán. 34) Entonces les habló él de esta manera: Yo soy criado de
Abraham, 35) El Señor ha colmado de bendiciones a mi
amo, y le ha engrandecido sobremanera: hale
dado ovejas y bueyes, plata y oro, esclavos y esclavas, camellos y asnos. 36) Sara, mujer de mi amo, le parió en su
vejez un hijo, a quien ha dado todos sus bienes. 37) Y mi amo me
ha juramentado, diciendo: No tomarás para mi hijo mujer de las
hijas de los cananeos, en cuya tierra habito; 38) sino que
irás a la casa de mi padre, y traerás de mi linaje una mujer para mi hijo; 39)
y replicándole yo: Quizá la mujer no querrá seguirme, 40) me respondió: El
Señor, en cuya presencia ando, enviará su ángel contigo, y dirigirá tus pasos,
y tú tomarás para mi hijo mujer de mi parentela y de la casa de mi padre. 41) Mas,
si yendo a mis parientes, no quisieren dártela, exento
quedarás de mi maldición o libre del juramento. 42) Llegué, pues, hoy a la fuente, y
dije a Dios: Señor,
Dios de mi
amo Abraham, si es que has enderezado este mi camino que traigo, 43) he aquí
que estoy junto a esta fuente: haz,
pues, que la doncella que salga a sacar agua, a quien yo diga: Dame
de beber un poco de agua de tu cántaro, 44) y me responda: Bebe tú, que después
la sacaré también para tus camellos, sea ésa la mujer que el Señor Dios tiene
destinada para el hijo de mi amo. 45) Y cuando estaba yo rumiando en silencio
estas cosas dentro de mí, ha comparecido Rebeca, que venía con su cántaro a
cuestas, y ha bajado a la fuente y sacado agua. Y hele dicho yo: Dame un poco de beber
46) Al momento ha bajado ella el cántaro del hombro, y me ha dicho:
Bebe tú, y voy también a dar de beber a tus camellos. Bebí, y ella ha abrevado
mis camellos. 47) En seguida le he preguntado y dicho: ¿De quién eres hija? Soy
hija de Batuel, hijo de Nacor y de Melca, ha respondido ella. Luego le he
puesto unos pendientes para adorno de su rostro y unos brazaletes en sus manos.
48) Y al instante, postrándome,
he adorado al Señor, bendiciendo al Señor, Dios de mi amo Abraham, que me ha
conducido por camino recto a desposar una hija del hermano de mi amo con su
hijo. 49) Por lo cual, si queréis ser benéficos y leales como mi amo,
declarádmelo; pero si pensáis de otro modo, decídmelo igualmente, para que yo
siga mi rumbo a la derecha o a la izquierda. 50) A esto respondieron Labán y
Batuel: Obra es ésta del Señor: de ningún modo podemos oponernos a lo que es
conforme a su voluntad. 51) Ahí
tienes a Rebeca, tómala, y llévatela contigo, y sea muy
enhorabuena esposa del hijo de tu amo, conforme lo ha manifestado
el Señor. 52) Así que oyó esto el criado de Abraham, postrándose en tierra
adoró al Señor. 53) Y sacando alhajas de oro y plata y vestidos preciosos, se los regaló a
Rebeca, y ofreció también ricos presentes a sus hermanos y a la madre. 54)
Comenzaron después el convite y permanecieron juntos comiendo y bebiendo.
Dentro de las
costumbres de los hebreos y de los pueblos antiguos estaba la de ofrecer
garantías, al pedir la mano de alguna doncella y eran los padres del novio los
que las establecían, para conseguir las mejores mujeres para sus hijos. La
experiencia de los padres en la elección de las esposas de sus hijos, era
fundamental porque las parejas se casaban con la convicción de fundar una
nación y por lo tanto era de sumo cuidado hacer bien esta selección, aún deberá
serlo para el cristiano.
Hoy día, los
padres no tienen autoridad alguna, para escoger o ayudar a sus hijos a escoger
la mujer más adecuada; muchas veces ni siquiera sus hijos les piden consejo y
resultan casándose con mujeres que conocieron en un bar, en una discoteca, en
una piscina, en la playa, en una fiesta o en una borrachera, y por eso los
matrimonios fracasan en pocos años o meses y vienen las separaciones con todas
las nefastas consecuencias para los hijos y para ellos mismos, porque las
mujeres que frecuentan estos lugares, solas o con amigas, no tienen buenas
costumbres y solo aman la libertad, de manera que no serán buenas esposas y no
son de fiar para el matrimonio.
Lo primero que
tiene en cuenta Abraham para buscar esposa a su hijo es que no sea una mujer de
las que viven cerca de él, porque conoce sus malas costumbres; por eso le exige
a su mayordomo que por ningún motivo le busque una mujer de las que viven en
esa tierra, sino que traiga una mujer de su propia parentela, dado que conoce
la moral que han heredado de sus padres o que estos les han inculcado. Mal hace
quien va a un pueblo de gente libertina a conseguir esposa, y más aún, siendo
de un pueblo de costumbres sanas. Un campesino no hallará una mujer apropiada y
viceversa, y un creyente no puede pretender hallar una buena esposa en un lugar
de libertinaje.
Eso es lo que
primero debe mirar un padre de familia en las novias de sus hijos para abrirles
los ojos; que sean jóvenes educadas en el ambiente cristiano y cuya educación y
comportamiento, ellos hayan podido observar. Si el padre o madre de familia
nota malas costumbres o indecencias en quienes pretenden o son pretendidos por
sus hijos, hacen mal si no les aconsejan rechazar a estas personas, porque lo
anterior aplica para ambos sexos.
Este pasaje nos muestra
también la importancia que tenía y tiene para los judíos ortodoxos la elección
de una esposa. Una mujer pagana es la peor elección que puede hacer un hombre,
porque la mujer pagana se caracteriza por su libertinaje: es promiscua y por
tanto proclive a la infidelidad o al adulterio fácil, y por eso en este pasaje
se hace hincapié en que Rebeca es virgen y por eso elegible.
La virginidad en
los candidatos al matrimonio es fundamental para que estos duren. Pero será
necesario que el medio en que están los jóvenes contrayentes, no esté
contaminado como lo está, por la cultura de la pornografía, la promiscuidad, el
libertinaje sexual y la corrupción de las costumbres sexuales, propiciada por
la ideología de género que busca como objetivo fundamental, destruir a la
familia, imbuyendo a la gente de las costumbres sexuales más perversas. Tristemente
ese es un objetivo ya alcanzado por el nuevo orden mundial y que se está
expandiendo con la anuencia de los gobiernos y de la misma iglesia que no
protesta con la vehemencia con que debería hacerlo.
El criado de Abraham
sabe muy bien descubrir otro valor muy importante en Rebeca, pues no basta con
que sea virgen y de la misma parentela de su amo, y ese valor es su actitud de
servicio y trato amable; cosa que ya no se encuentra entre las mujeres de esta
generación que no sirven sino que esperan ser servidas, y que en su mayoría han
perdido el rasgo más hermoso de la feminidad que es la delicadeza en el trato,
que no es la palabrería melosa sino la amabilidad y actitud de servicio; han descalificado
la palabra servir para que le gente servicial deje de serlo.
Las joyas de oro y
plata y todos los bienes que ofrece el siervo de Abraham para que le sea dada
la mano de Rebeca a Isaac, es una figura que representa todo lo que un hombre
está dispuesto a dar por una esposa como Rebeca. No representa solamente los bienes
materiales sino algo de mucho más valor que es la libertad, dado que al casarse
la pareja renuncia a ese tesoro para siempre. Quien se casa entrega su libertad
al cónyuge y ese es el tesoro más preciado para hombres y mujeres.
A la mañana, levantándose
el criado, dijo: Despachadme, a fin de que me pueda volver a mi amo. 55) A lo
que respondieron los hermanos y la madre: Estése la chica con nosotros diez
días siquiera, y después partirá. 56) No queráis detenerme, dijo él, ya que
Dios ha hecho próspero mi camino: dejadme volver a mi amo
57) Ellos replicaron: Llamemos a la chica y veamos lo que dice. 58) Llamada, pues, vino; y preguntáronle: ¿Quieres ir con este hombre? Iré, respondió ella. 59) Con eso la dejaron ir, acompañada de su ama de leche, con el criado de Abraham, y sus compañeros, 60) deseando toda suerte de felicidades a su hermana, y diciendo: Hermana nuestra eres, ¡oh!, crezcas en mil y mil generaciones, y apodérese tu posteridad de las ciudades de sus enemigos. 61) Con esto, Rebeca y sus doncellas, montando en los camellos, siguieron al hombre, el cual se volvía presuroso a casa de su amo.
57) Ellos replicaron: Llamemos a la chica y veamos lo que dice. 58) Llamada, pues, vino; y preguntáronle: ¿Quieres ir con este hombre? Iré, respondió ella. 59) Con eso la dejaron ir, acompañada de su ama de leche, con el criado de Abraham, y sus compañeros, 60) deseando toda suerte de felicidades a su hermana, y diciendo: Hermana nuestra eres, ¡oh!, crezcas en mil y mil generaciones, y apodérese tu posteridad de las ciudades de sus enemigos. 61) Con esto, Rebeca y sus doncellas, montando en los camellos, siguieron al hombre, el cual se volvía presuroso a casa de su amo.
En la vida real, Rebeca es una mujer buena que ve en la oferta una
oportunidad de encontrar un buen esposo, ya que reconoce que es primo suyo. Para
la mujer cristiana significa que debe reconocer en su novio a cristiano auténtico,
antes de aceptarlo; si se casa con un incrédulo tarde o temprano todo fallará.
Para el magisterio, Rebeca es figura de la Virgen María; no solo
por este rasgo de pureza sino por su disposición de servir a alguien sin
interés, como sirvió al enviado de Abraham, sin saber que sería recompensada
con las joyas que éste le regaló. El mensajero representa al arcángel San
Gabriel y el sí decidido de rebeca prefigura el sí de María de aceptar ser la
madre del Hijo de Dios.
Rebeca, no sabe a qué se enfrentará, pero confía. María, sabe muy
bien lo que le espera porque seguramente ya conocía la profecía y aun así
acepta, y confía en el llamado de Dios para contribuir con la redención del
género humano; una actitud de servicio que nadie más tendría, y un amor a Dios
solo comparable con el de Abraham que por amor a Dios estuvo dispuesto a
sacrificar a su propio y único hijo.
62 Al mismo tiempo, Isaac se estaba paseando por el camino que va al pozo, llamado Pozo del Dios Viviente y que Mira: porque
moraba en la tierra meridional no
lejos de él; 63) y
había salido al campo a meditar, caído ya el día; y habiendo alzado los ojos
vio venir los camellos a lo lejos. 64) Rebeca también, cuando alcanzó a ver a
Isaac, bajóse del camello, 65) y preguntó al criado: ¿Quién es aquél hombre que
viene por el campo a nuestro encuentro? Y le respondió: Aquél es mi amo. Y
ella, cogiendo prontamente el manto, se tapó. 66) Isaac, empero, después de
haberle contado el criado cuanto había hecho,
67) la hizo entrar en el pabellón de Sara, su madre, y la tomó por
mujer: y la amó en tanto grado que se le templó el dolor que la muerte de Sara, su madre, le había
causado.
Cuando Rebeca ve a su prometido se cubre con el manto. Esta es una
señal del recato que debe tener la mujer con su novio, antes del consumar el
matrimonio; tristemente ya no es así: las parejas tiene relaciones incluso
acabando de conocerse y por eso fallan los matrimonios. En la actualidad, pocos
hombres tienen la fortuna de casarse con una joven virgen y eso se lo debemos a
la cultura anglosajona de origen protestante, que le quitó todo su valor al
matrimonio como sacramento eterno y con él a la virginidad como símbolo de
pureza y, a través de la propaganda negra la ha hecho ver como una lacra, siendo
una bendición para la preservación de los matrimonios, siempre que los cónyuges
sean verdaderos creyentes y por lo tanto novios fieles y esposos sinceros.
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