jueves, 16 de enero de 2020

ANÁLISIS DEL CAPÍTULO 24 DEL GÉNESIS


ANÁLISIS DEL CAPÍTULO 24
Mensaje de Eliecer
1)  Viéndose Abraham ya viejo y de edad muy avanzada, y que el Señor le había bendecido en todas las cosas, 2) dijo al criado más antiguo de su casa, y mayordomo de cuanto tenía: Pon tu mano debajo de mi muslo, 3) para tomarte juramento por el Señor, Dios del cielo y de la tierra, que no casarás a mi hijo con mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales habito;     
4) sino que irás a mi tierra y a la parentela mía, y de allí traerás
mujer para mi hijo Isaac.
La determinación de Abraham de no permitir que su hijo se case con una mujer extranjera pareciera un síntoma de autoritarismo o xenofobia, y así lo han interpretado los judíos que, por esta razón, nunca se casan con mujeres que no sean hebreas. Sin embargo, la verdadera enseñanza va más allá de lo racial o parental, porque racialmente los cananeos son semitas como los judíos. El texto, más bien, hace referencia a la fe y la religión. Ningún católico debe casarse con una mujer que no sea una católica practicante, y viceversa, así sea de otro país; a eso se refiere Abraham y su rechazo a los cananitas es el rechazo que debemos sentir a permitir matrimonios de nuestros hijos con personas de malas costumbres, como lo eran los cananeos; eso se verá más claramente en textos posteriores.
5) Respondió el criado: Y si la mujer no quisiese venir conmigo a este país, ¿debo por ventura llevar a tu hijo al lugar de donde tú saliste? 6) Guárdate bien, dijo Abraham, de conducir jamás allá a mi hijo. 7) El Señor Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mi nacimiento, el cual me habló, y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra: él mismo enviará un ángel delante de ti, y hará que traigas de aquel país mujer para mi hijo: 8) que si la mujer no quisiere seguirte, quedarás desobligado del juramento; pero en ningún caso lleves allá jamás a mi hijo. 9) Con esto, el criado puso la mano debajo del muslo de Abraham, su señor, y le juró hacer todo lo dicho.  10 Tomó luego diez camellos del ganado de su amo, y partió, llevando consigo de lo mejor de todos los bienes de Abraham, y puesto en camino llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. 11) Allí, habiendo hecho descansar los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua al caer la tarde, al tiempo que pueden salir las mujeres a sacar agua, dijo a Dios: 12) Señor, Dios de mi amo Abraham, asísteme, te ruego, en este día, y sé propicio a Abraham mi amo. 13) He aquí que yo estoy cerca de esta fuente, y las hijas de los moradores de esta ciudad vendrán a sacar agua. 14) La doncella, pues, a quien yo dijera: Baja tu cántaro para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y aún a tus camellos daré también de beber, ésa es la que tú tienes preparada para tu siervo Isaac: y en eso conoceré que has sido propicio a mi amo.
Lo que hace el mayordomo es y debe ser la forma de proceder de todas las personas que están pretendiendo el matrimonio: pedir a Dios en oración que nos presente a la persona adecuada y algunas señales que nos indiquen que lo es, aunque parezcan descabelladas. En todo caso el hombre debe buscar una mujer diligente, que vaya más allá de conceder un simple favor y no denote desidia, pereza ni otro defecto relacionado.
15) No bien había acabado de decir dentro de sí estas palabras, cuando he aquí Rebeca, hija de Batuel, hijo de Melca, mujer de Nacor, hermano de Abraham, que salía con su cántaro al hombro; 16) joven en extremo agraciada, doncella hermosísima y todavía virgen: había bajado ya a la fuente, y llenado el cántaro se volvía. 17) Fue, pues, a su encuentro el criado de Abraham, y le dijo: Dame a beber un poquito de agua de tu cántaro. 18) La cual respondió: Bebe, señor mío; y diciendo y haciendo, bajó el cántaro sobre su brazo, y le dio de beber. 19) Y acabando de darle de beber, añadió: Voy también a sacar agua para tus camellos, hasta que beban todos. 20) Y vaciando el cántaro en los canales o bebedores, fue otra vez corriendo al pozo a sacar agua, que dio en seguida a todos los camellos. 21) Entretanto, la estaba él contemplando en silencio, ansioso de saber si Dios había hecho próspero o no su viaje.
Entre las cualidades deseables para el matrimonio Dios destaca que los hombres deben buscar una mujer virgen y viceversa, porque recordemos que Isaac también lo es. No obstante la sociedad judía no lo interpretó así, dadas las circunstancias de la época en que, como en todos los tiempos, la normas sociales dependían de la necesidad y en esos tiempos la escasez de hombres por las guerras hacía que se admitiera le poligamia en esas sociedades.
22) Abrevados ya los camellos, le presentó el hombre unos pendientes de oro, que pesaban dos siclos, y dos brazaletes que pesaban diez, 23) Y la preguntó: Dime, ¿de quién eres hija? ¿Hay en casa de tu padre lugar para alojarme esta noche? 24) Yo soy, respondió ella, hija de Batuel, hijo de Melca y de Nacor, su esposo,
25) Y añadió: De paja y forraje hay en casa 
provisión abundante, y mucha capacidad para hospedarse. 26) El hombre entonces inclinóse profundamente, y adoró al Señor, 27) diciendo: Bendito sea el Señor Dios de mi amo Abraham, que tan propicio se ha mostrado con él según la verdad de sus promesas, guiándome vía recta a la casa del hermano de mi amo. 28) La muchacha se fue corriendo a casa de su padre y contó todo cuanto había oído.
El siervo de Abraham no olvida dos cosas: recompensar a la persona que le prestó el servicio y dar gracias a Dios por haber hallado a la persona indicada, según lo que había pedido en oración. Estas enseñanzas es necesario ponerlas en práctica.
Rebeca, prometida de Isaac
   29 Tenía Rebeca un hermano llamado Labán, el cual salió a toda prisa en busca del hombre, al lugar en que estaba la fuente. 30) Y como había visto ya los pendientes y los brazaletes en las manos de su hermana, la cual le había contado también todo cuanto le había dicho aquel hombre, vino a encontrarle cuando estaba aún cerca de la fuente con sus camellos, 31) y le dijo: Entra, bendito del Señor: ¿qué haces ahí fuera? Preparado he para ti hospedaje, y lugar también para tus camellos. 32) Con eso, le introdujo en el alojamiento: y descargó los camellos, y les dio paja y heno, y trajo agua para lavar los pies así a él como a los mozos que le acompañaban. 33) Y pusiéronle delante la comida. Mas él dijo: No comeré hasta que os haya expuesto mi comisión. Di, pues, le contestó Labán. 34) Entonces les habló él de esta manera: Yo soy criado de Abraham, 35) El Señor ha colmado de bendiciones a mi amo, y le ha engrandecido sobremanera: hale dado ovejas y bueyes, plata y oro, esclavos y esclavas, camellos y asnos.  36) Sara, mujer de mi amo, le parió en su vejez un hijo, a quien ha dado todos sus bienes. 37) Y mi amo me ha juramentado, diciendo: No tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito; 38) sino que irás a la casa de mi padre, y traerás de mi linaje una mujer para mi hijo; 39) y replicándole yo: Quizá la mujer no querrá seguirme, 40) me respondió: El Señor, en cuya presencia ando, enviará su ángel contigo, y dirigirá tus pasos, y tú tomarás para mi hijo mujer de mi parentela y de la casa de mi padre. 41) Mas, si yendo a mis parientes, no quisieren dártela, exento quedarás de mi maldición o libre del juramento. 42) Llegué, pues, hoy a la fuente, y dije a Dios: Señor, Dios de mi amo Abraham, si es que has enderezado este mi camino que traigo, 43) he aquí que estoy junto a esta fuente: haz, pues, que la doncella que salga a sacar agua, a quien yo diga: Dame de beber un poco de agua de tu cántaro, 44) y me responda: Bebe tú, que después la sacaré también para tus camellos, sea ésa la mujer que el Señor Dios tiene destinada para el hijo de mi amo. 45) Y cuando estaba yo rumiando en silencio estas cosas dentro de mí, ha comparecido Rebeca, que venía con su cántaro a cuestas, y ha bajado a la fuente y sacado agua. Y hele dicho yo: Dame un poco de beber  46) Al momento ha bajado ella el cántaro del hombro, y me ha dicho: Bebe tú, y voy también a dar de beber a tus camellos. Bebí, y ella ha abrevado mis camellos. 47) En seguida le he preguntado y dicho: ¿De quién eres hija? Soy hija de Batuel, hijo de Nacor y de Melca, ha respondido ella. Luego le he puesto unos pendientes para adorno de su rostro y unos brazaletes en sus manos. 48) Y al instante, postrándome, he adorado al Señor, bendiciendo al Señor, Dios de mi amo Abraham, que me ha conducido por camino recto a desposar una hija del hermano de mi amo con su hijo. 49) Por lo cual, si queréis ser benéficos y leales como mi amo, declarádmelo; pero si pensáis de otro modo, decídmelo igualmente, para que yo siga mi rumbo a la derecha o a la izquierda. 50) A esto respondieron Labán y Batuel: Obra es ésta del Señor: de ningún modo podemos oponernos a lo que es conforme a su voluntad. 51) Ahí tienes a Rebeca, tómala, y llévatela contigo, y sea muy enhorabuena esposa del hijo de tu amo, conforme lo ha manifestado el Señor. 52) Así que oyó esto el criado de Abraham, postrándose en tierra adoró al Señor. 53) Y sacando alhajas de oro y plata y vestidos preciosos, se los regaló a Rebeca, y ofreció también ricos presentes a sus hermanos y a la madre. 54) Comenzaron después el convite y permanecieron juntos comiendo y bebiendo.
Dentro de las costumbres de los hebreos y de los pueblos antiguos estaba la de ofrecer garantías, al pedir la mano de alguna doncella y eran los padres del novio los que las establecían, para conseguir las mejores mujeres para sus hijos. La experiencia de los padres en la elección de las esposas de sus hijos, era fundamental porque las parejas se casaban con la convicción de fundar una nación y por lo tanto era de sumo cuidado hacer bien esta selección, aún deberá serlo para el cristiano.
Hoy día, los padres no tienen autoridad alguna, para escoger o ayudar a sus hijos a escoger la mujer más adecuada; muchas veces ni siquiera sus hijos les piden consejo y resultan casándose con mujeres que conocieron en un bar, en una discoteca, en una piscina, en la playa, en una fiesta o en una borrachera, y por eso los matrimonios fracasan en pocos años o meses y vienen las separaciones con todas las nefastas consecuencias para los hijos y para ellos mismos, porque las mujeres que frecuentan estos lugares, solas o con amigas, no tienen buenas costumbres y solo aman la libertad, de manera que no serán buenas esposas y no son de fiar para el matrimonio.
Lo primero que tiene en cuenta Abraham para buscar esposa a su hijo es que no sea una mujer de las que viven cerca de él, porque conoce sus malas costumbres; por eso le exige a su mayordomo que por ningún motivo le busque una mujer de las que viven en esa tierra, sino que traiga una mujer de su propia parentela, dado que conoce la moral que han heredado de sus padres o que estos les han inculcado. Mal hace quien va a un pueblo de gente libertina a conseguir esposa, y más aún, siendo de un pueblo de costumbres sanas. Un campesino no hallará una mujer apropiada y viceversa, y un creyente no puede pretender hallar una buena esposa en un lugar de libertinaje.
Eso es lo que primero debe mirar un padre de familia en las novias de sus hijos para abrirles los ojos; que sean jóvenes educadas en el ambiente cristiano y cuya educación y comportamiento, ellos hayan podido observar. Si el padre o madre de familia nota malas costumbres o indecencias en quienes pretenden o son pretendidos por sus hijos, hacen mal si no les aconsejan rechazar a estas personas, porque lo anterior  aplica para ambos sexos.
Este pasaje nos muestra también la importancia que tenía y tiene para los judíos ortodoxos la elección de una esposa. Una mujer pagana es la peor elección que puede hacer un hombre, porque la mujer pagana se caracteriza por su libertinaje: es promiscua y por tanto proclive a la infidelidad o al adulterio fácil, y por eso en este pasaje se hace hincapié en que Rebeca es virgen y por eso elegible.
La virginidad en los candidatos al matrimonio es fundamental para que estos duren. Pero será necesario que el medio en que están los jóvenes contrayentes, no esté contaminado como lo está, por la cultura de la pornografía, la promiscuidad, el libertinaje sexual y la corrupción de las costumbres sexuales, propiciada por la ideología de género que busca como objetivo fundamental, destruir a la familia, imbuyendo a la gente de las costumbres sexuales más perversas. Tristemente ese es un objetivo ya alcanzado por el nuevo orden mundial y que se está expandiendo con la anuencia de los gobiernos y de la misma iglesia que no protesta con la vehemencia con que debería hacerlo.
El criado de Abraham sabe muy bien descubrir otro valor muy importante en Rebeca, pues no basta con que sea virgen y de la misma parentela de su amo, y ese valor es su actitud de servicio y trato amable; cosa que ya no se encuentra entre las mujeres de esta generación que no sirven sino que esperan ser servidas, y que en su mayoría han perdido el rasgo más hermoso de la feminidad que es la delicadeza en el trato, que no es la palabrería melosa sino la amabilidad y actitud de servicio; han descalificado la palabra servir para que le gente servicial deje de serlo.
Las joyas de oro y plata y todos los bienes que ofrece el siervo de Abraham para que le sea dada la mano de Rebeca a Isaac, es una figura que representa todo lo que un hombre está dispuesto a dar por una esposa como Rebeca. No representa solamente los bienes materiales sino algo de mucho más valor que es la libertad, dado que al casarse la pareja renuncia a ese tesoro para siempre. Quien se casa entrega su libertad al cónyuge y ese es el tesoro más preciado para hombres y mujeres.
Matrimonio de Isaac con Rebeca
   A la mañana, levantándose el criado, dijo: Despachadme, a fin de que me pueda volver a mi amo. 55) A lo que respondieron los hermanos y la madre: Estése la chica con nosotros diez días siquiera, y después partirá. 56) No queráis detenerme, dijo él, ya que Dios ha hecho próspero mi camino: dejadme volver a mi amo
57) Ellos replicaron: Llamemos a la chica y veamos lo que dice. 58) Llamada, pues, vino; y preguntáronle: ¿Quieres ir con este hombre?
Iré, respondió ella. 59) Con eso la dejaron ir, acompañada de su ama de leche, con el criado de Abraham, y sus compañeros, 60) deseando toda suerte de felicidades a su hermana, y diciendo: Hermana nuestra eres, ¡oh!, crezcas en mil y mil generaciones, y apodérese tu posteridad de las ciudades de sus enemigos. 61) Con esto, Rebeca y sus doncellas, montando en los camellos, siguieron al hombre, el cual se volvía presuroso a casa de su amo.
En la vida real, Rebeca es una mujer buena que ve en la oferta una oportunidad de encontrar un buen esposo, ya que reconoce que es primo suyo. Para la mujer cristiana significa que debe reconocer en su novio a cristiano auténtico, antes de aceptarlo; si se casa con un incrédulo tarde o temprano todo fallará.
Para el magisterio, Rebeca es figura de la Virgen María; no solo por este rasgo de pureza sino por su disposición de servir a alguien sin interés, como sirvió al enviado de Abraham, sin saber que sería recompensada con las joyas que éste le regaló. El mensajero representa al arcángel San Gabriel y el sí decidido de rebeca prefigura el sí de María de aceptar ser la madre del Hijo de Dios.
Rebeca, no sabe a qué se enfrentará, pero confía. María, sabe muy bien lo que le espera porque seguramente ya conocía la profecía y aun así acepta, y confía en el llamado de Dios para contribuir con la redención del género humano; una actitud de servicio que nadie más tendría, y un amor a Dios solo comparable con el de Abraham que por amor a Dios estuvo dispuesto a sacrificar a su propio y único hijo.
62 Al mismo tiempo, Isaac se estaba paseando por el camino que va al pozo, llamado Pozo del Dios Viviente y que Mira: porque moraba en la tierra meridional no lejos de él; 63) y había salido al campo a meditar, caído ya el día; y habiendo alzado los ojos vio venir los camellos a lo lejos. 64) Rebeca también, cuando alcanzó a ver a Isaac, bajóse del camello, 65) y preguntó al criado: ¿Quién es aquél hombre que viene por el campo a nuestro encuentro? Y le respondió: Aquél es mi amo. Y ella, cogiendo prontamente el manto, se tapó. 66) Isaac, empero, después de haberle contado el criado cuanto había hecho,  67) la hizo entrar en el pabellón de Sara, su madre, y la tomó por mujer: y la amó en tanto grado que se le templó el dolor que la muerte de Sara, su madre, le había causado.
Cuando Rebeca ve a su prometido se cubre con el manto. Esta es una señal del recato que debe tener la mujer con su novio, antes del consumar el matrimonio; tristemente ya no es así: las parejas tiene relaciones incluso acabando de conocerse y por eso fallan los matrimonios. En la actualidad, pocos hombres tienen la fortuna de casarse con una joven virgen y eso se lo debemos a la cultura anglosajona de origen protestante, que le quitó todo su valor al matrimonio como sacramento eterno y con él a la virginidad como símbolo de pureza y, a través de la propaganda negra la ha hecho ver como una lacra, siendo una bendición para la preservación de los matrimonios, siempre que los cónyuges sean verdaderos creyentes y por lo tanto novios fieles y esposos sinceros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario