ANÁLISIS DEL CAPÍTULO 17
Pacto de Dios con Abram. Circuncisión
1) Mas después que hubo entrado en los
noventa y nueve años, apareciósele el Señor,
y le dijo: Yo soy el Dios todopoderoso:
camina como siervo fiel delante
de mí, y sé perfecto. 2) Y yo confirmaré mi alianza entre mí y entre ti, y te
multiplicaré más y más en gran manera.
Este versículo es muy utilizado por los teólogos
de la prosperidad, que toman la palabra multiplicaré, como sinónimo de prosperidad
económica, para asegurar que la riqueza material es signo de que quien la posee
es un siervo fiel a Dios, lo cual es bastante discutible si tenemos en cuenta
que Jesús, que es Dios en persona, señala lo contrario, que para los ricos será
muy difícil entrar en el Reino de los cielos. Lo dice así en la parábola del
pobre Lázaro y el rico que murieron.
23 »Y mientras el rico sufría en el lugar adonde van
los muertos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro sentado a su
lado. 24 Entonces gritó: “¡Padre Abraham, ten
lástima de mí! Manda a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y venga a
refrescar mi lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego.” 25 Pero
Abraham le contestó: “Hijo, acuérdate
que en vida tú recibiste tu parte de bienes, y Lázaro su parte de males. Ahora
él recibe consuelo aquí, y tú sufres.” (Lucas 16: 23-25)
También dice Jesús: “Es más fácil que un camello
pase por el ojo de una agua que el que un rico entre en el Reino de los Cielos”
(Mateo 19:24)
Siendo esto Palabra de Dios, mal hacemos
en tratar de dar una interpretación distinta, basándonos en el Antiguo
testamento ya que es el Nuevo Testamento la consumación del Antiguo y Jesús es
quien le da a la Escritura su forma definitiva; nadie más tiene autoridad sino
Él.
3) Postróse Abram sobre su rostro. 4) Y díjole Dios: Yo soy, y mi pacto será contigo, y vendrás
a ser padre de muchas naciones. 5) Ni de hoy más será tu nombre Abram: sino que
serás llamado Abraham: porque te tengo destinado por padre de muchas naciones.
6) Yo te haré crecer hasta lo sumo, y te constituiré cabeza o estirpe de muchos pueblos, y reyes
descenderán de ti. 7) Y estableceré mi pacto entre mí y entre ti, y entre
tu posteridad después de ti en la serie de sus generaciones, con alianza
sempiterna: para ser yo el Dios tuyo, y de la posteridad tuya después de ti. 8)
A este fin te daré a ti y a tus descendientes la tierra en que estás ahora como peregrino, toda la
tierra de Canaán en posesión perpetua, y seré el Dios de ellos.
Sin duda, la promesa de Dios a Abraham
de convertirlo en padre de muchas naciones se ha cumplido con las diásporas del
pueblo de Israel, la del año 722 a.C. y la del año 70 d.C. Ellos se han
expandido y fusionado con prácticamente todas las naciones de la tierra, de
suerte que muchos llevamos en nuestro ADN
la sangre del pueblo hebreo o semita y tenemos el privilegio de recibir
la bendición de su promesa y de escuchar su palabra cuando hay tantos pueblos
que no lo han conseguido; quizá los que no han unido su sangre a la del pueblo
escogido. Sin embargo, es necesario aclarar que la promesa fue heredada a todas
las naciones, quizá a través de las diez tribus perdidas de Israel que se
propagaron por toda la tierra, de suerte que no podemos saber con certeza a qué
tribu pertenece cada pueblo.
Sobre el versículo 8, los judíos
interpretan este como la promesa de que ellos poseerán toda la tierra, es decir
el planeta entero, pero quizá no es así, a menos que la cristiandad, que ha
heredado la promesa cuando quedó roto el antiguo pacto en la cruz, consiga la
conversión de los países musulmanes, de los budistas, hinduistas, y ateos, lo
cual parece muy lejano todavía, si no se cae en la apostasía del ecumenismo que
desconoce que solo se va al Padre por Jesucristo y que solo hay salvación en la
iglesia que Él fundo en Pedro.
9 Dijo de nuevo Dios a Abraham: Tú, pues, también has de guardar mi pacto, y después de ti tu posteridad
en sus generaciones. 10) Éste es el pacto mío que habéis de observar entre mí,
y vosotros, así tú como tu descendencia después de ti: Todo varón entre
vosotros será circuncidado: 11) circuncidaréis vuestra carne, en señal de la
alianza contraída entre mí y vosotros. 12) Entre vosotros, todos los infantes
del sexo masculino, a los ocho días de
nacidos, serán circuncidados, de una a otra generación: el siervo,
ora sea nacido en casa, ora le hayáis comprado, y todo el que no fuere de
vuestro linaje, ha de ser circuncidado: 13) y estará mi pacto señalado en vuestra carne
para denotar la alianza
eterna que hago con
vosotros. 14) Cualquiera del sexo masculino, cuya carne no
hubiere sido circuncidada, será su alma borrada de su pueblo: porque contravino
a mi pacto.
La circuncisión es una señal que Dios
ordenó; sin embargo, dice Pablo en su carta a los romanos: "25. Pues la circuncisión, en verdad, es útil si cumples
la ley; pero si eres un trangresor de la ley, tu circuncisión se vuelve
incircuncisión. 26. Mas si el incircunciso guarda las prescripciones de la ley
¿no se tendra su incircuncisión como circuncisión? 27. Y el que, siendo
físicamente incircunciso, cumple la ley, te juzgará a ti, que con la letra y la
circuncisión eres transgresor de la ley. 28. Pues no está en el exterior el ser
judío, ni es circuncisión la externa, la de la carne. 29. El verdadero judío lo
es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el
espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Dios la gloria y no de los
hombres." (Romanos 2:25-29)
Así, el apóstol
San Pablo aclara que esta señal no es necesaria en la
nueva alianza que hizo Jesús con todas las naciones, ya que Jesús solo les
pidió bautizar, obviando el otro requisito que quedó roto junto con el pacto al
morir Jesús en la cruz y rasgarse el velo del templo de Jerusalén. La
conclusión es que la alianza entre Dios y Abraham, que solo era para el pueblo
hebreo, había quedado rota por el incumplimiento frecuente de los hebreos al
pacto hecho con Dios, pues, como veremos, caían con mucha frecuencia en la
idolatría y esa sería la causa del cautiverio en Babilonia bajo Nabucodonosor y
luego de las diásporas.
15 Dijo también Dios a Abraham: “A Sarai, tu mujer ya no la llamarás Sarai, sino Sara. 16) Yo le daré
mi bendición, y te daré de ella un hijo, a quien he de bendecir también, y será origen de muchas naciones, y descenderán
de él reyes de varios pueblos.” 17) Abraham se postró sobre su rostro, y
sonrióse, diciendo en su corazón: ¿Conque a un viejo de cien años le nacerá un
hijo?, ¿y Sara de noventa ha de parir? 18) Y dijo a Dios: “¡Ojalá que Ismael viva delante de ti!”
La sonrisa de Abraham, que fue su única
señal de oscuridad, o duda, hace que Dios determine que los pueblos árabes
vivan al lado de los israelitas. Será una señal de lo que puede implicar dudar
de Dios.
19) Y Dios respondió a Abraham: “Sí
por cierto: Sara te
ha de parir un hijo, y le pondrás por nombre Isaac, y con él confirmaré mi
pacto en alianza sempiterna, y con su descendencia después de él. 20) He
otorgado también tu petición sobre Ismael: he aquí que le bendeciré, y le daré
una descendencia muy grande y muy numerosa: será padre de doce caudillos
o príncipes, y le
haré jefe de una nación grande. 21) Pero el pacto mío le estableceré con Isaac,
que Sara te parirá por este tiempo el año que viene.”
22) Acabado este razonamiento
con él, se retiró Dios de la vista de Abraham.
23) Entonces Abraham tomó a Ismael su hijo, y a todos los siervos o criados nacidos en su casa, y a todos los que había comprado, a todos cuantos varones había en su familia: y los circuncidó luego al punto en aquel mismo día, como se lo había mandado Dios. 24) Noventa y nueve años tenía Abraham cuando se circuncidó. 25) E Ismael su hijo tenía trece cumplidos al tiempo de su circuncisión. 26) En el mismo día fueron circuncidados Abraham e Ismael su hijo. 27) Y todos los varones de su casa, tanto los nacidos en ella como los comprados y los de tierra extraña, fueron igualmente circuncidados.
23) Entonces Abraham tomó a Ismael su hijo, y a todos los siervos o criados nacidos en su casa, y a todos los que había comprado, a todos cuantos varones había en su familia: y los circuncidó luego al punto en aquel mismo día, como se lo había mandado Dios. 24) Noventa y nueve años tenía Abraham cuando se circuncidó. 25) E Ismael su hijo tenía trece cumplidos al tiempo de su circuncisión. 26) En el mismo día fueron circuncidados Abraham e Ismael su hijo. 27) Y todos los varones de su casa, tanto los nacidos en ella como los comprados y los de tierra extraña, fueron igualmente circuncidados.
El gesto de Abraham de obedecer de inmediato al designio divino es
un ejemplo para todos nosotros y el hecho de circuncidar a todos los que vivían
con él, aun siendo extranjeros prefigura el llamado a la conversión para toda
la humanidad y no solo para la nación hebrea, a través de un signo que en aquel
tiempo fue la circuncisión y ahora es el bautismo.
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